"Siendo la lucha institucional absolutamente necesaria es al mismo tiempo absolutamente insuficiente"
Rosa Luxemburgo
Pasado el shock de la presentación de la candidatura Podemos por parte de su cabeza más visible, Pablo Iglesias, y pasados también esos momentos de reacciones airadas, incomprensiones y acusaciones de “dividir a la izquierda” por parte de aquellos que piensan que la única izquierda posible y verdadera es la suya; me gustaría compartir algunas reflexiones que considero importantes dirigidas sobre todo a aquellos con los que comparto trinchera.
No, no me encuentro cómodo con una candidatura populista y entiendo las críticas a las formas. Siempre he defendido, y defenderé, que la construcción de una alternativa política y de sociedad debe salir de las clases populares, auto-organizándose; y estoy convencido de que sin una movilización social organizada y sostenida en el tiempo será imposible dar la vuelta a la correlación de fuerzas existente entre los de abajo y el poder financiero internacional y nacional. Ahora, nunca he renunciado a usar las elecciones como un movimiento táctico que permitiese dar saltos en la movilización, tener voces que hagan oír en los parlamentos el clamor de la calle, y contar con personas decentes que amenacen con tirar un zapato a un banquero por sinvergüenza y ladrón. De hecho encuentro este debate de si lo primero las luchas y después las elecciones o viceversa absurdo e insulso, son procesos que se retroalimentan, herramientas de lucha que deben ser usadas inteligentemente.
No, tampoco me encuentro cómodo habiendo llevado este proceso tan discretamente. Aún así lo que no voy a permitir es que algunos se dediquen a acusarnos de falta de democracia con las bases. Por lo que a mi respecta conozco de la existencia de esta posibilidad desde primeros de diciembre; de hecho el 14 de diciembre teníamos prevista una reunión en el colectivo para debatir lo que entonces era una posibilidad todavía muy indefinida, reunión que tristemente tuvo que ser suspendida por las detenciones que hubo en Murcia coincidiendo con la visita de Rajoy. Finalmente pudimos debatir una semana antes de que se tomara una decisión en base a un documento de propuesta. Se llevó la propuesta tan discretamente para evitar filtraciones que pudieran romper el proceso, pero se debatió en las bases y se tomó una decisión en función de lo debatido.
La pregunta es, ¿se podría haber hecho de otra forma? Y la respuesta es imposible, de hecho hasta última hora se estuvo presionando enormemente a algunos de los firmantes del manifiesto para que no lo hicieran. Trabajamos con realidades, no con deseos, y la realidad es que un proceso de estas características que se hubiera llevado públicamente hubiera quedado en nada.
Por último, no, no me encuentro cómodo con algunos compañeros de viaje. Como he dicho antes no me gustan los populismos y me gustaría que los dirigentes surgieran de la propia movilización, sostenidos por personas, por brazos; y no por ilusiones o espejismos. Tampoco dudo de que las intenciones de algunos de estos compañeros de viaje no corresponden con las mías, y estoy convencido de que este proceso no estará exento de desencuentros, tensiones y muchos, muchos debates. Aún así yo particularmente asumo estos riegos, carencias y debilidades por las potencialidades que tiene la candidatura (que no es tal hasta que en los comités de apoyo que se formen se vote la lista definitiva).
Y llegamos al por qué, ¿por qué asumir estos riesgos con una candidatura así?
Tras seis años de movilizaciones y de esfuerzos en la calle se nos presentaba un escenario exasperante. La propuesta de IU de aunar esfuerzos, llamada SUMA, se topó de lleno con el debate de las listas, que el aparato de IU ya estaba pactando con sus socios tradicionales en otra mesa de negociación. De esta forma se venían abajo las esperanzas de una apertura de IU hacía unas primarias contando con otras organizaciones de la izquierda transformadora y los movimientos sociales, lo que permitiría un comienzo de construcción de una nueva herramienta política. De hecho este inmovilismo no es de extrañar, ya dijo Cayo Lara en su momento que “IU es la Syriza española, no hay que buscarla fuera”. Se nos presentaba un escenario que se encaminaba irremediablemente hacía el mal menor de la conquista de un máximo del 15% de los votos por parte de IU y una reedición del gobierno andaluz en otras comunidades y a nivel estatal.
Ante esta situación, tácticamente es inútil una simple agrupación de siglas a la izquierda de IU para intentar montar un referente alternativo. Nunca experimentos de este tipo han pasado de la anécdota, ni que decir llegar a las mayorías sociales. La realidad es la que es y es tozuda. Y se nos presentó la oportunidad. Con una cara como la de Pablo Iglesias podríamos llegar con otro mensaje a las mayorías sociales, serviría de referente para movilizar y permitirnos construir en barrios y en pueblos (al menos en teoría) y rompería de una vez este inmovilismo del aparato de IU cambiando la correlación de fuerzas al interno de la propia IU. Las potencialidades son evidentes, de hecho el debate en la izquierda sobre que herramienta construir, que métodos y con que objetivos ya se ha abierto, lo que nos lleva irremediablemente al debate y crítica del gobierno andaluz y sus recortes de “rostro humano”, debate que considero fundamental para poder seguir avanzando en la construcción de una herramienta política y social emancipadora.
Otro debate abierto y muy interesante es el de la conveniencia o no de las primarias abiertas en un movimiento político que pretende transformar la sociedad, cambiar el sentido común de la misma. He de decir que estoy totalmente de acuerdo con lo expuesto por el diputado de Izquierda Unida Alberto Garzón en su artículo “Democracia y primarias abiertas”. Es el propio movimiento político transformador el que debe elegir sus dirigentes, ya que estos tienen la misión de combatir la ideología dominante. No tendría sentido que elijan a estos dirigentes personas que comparten la ideología imperante en una sociedad que se quiere transformar. Aún así las primarias es una herramienta más a usar inteligentemente. Plantear las primarias abiertas en unos comités de apoyo en los que se puede integrar quien quiera tiene un gran poder movilizador en unas elecciones en las que se asumen pocos riesgos, las europeas. Aún así yo soy particularmente de la idea que en las primarias deben participar solamente las personas que activamente sostienen los comités de apoyo, trabajan por la candidatura y construyen el programa político. Insisto, la prioridad, al menos para mí, es la construcción de los comités de apoyo y que estos se hagan dueños del proceso abierto con Podemos lo antes posible.
También estoy esperando y deseando abrir debates sobre el programa, las medidas, la salida o no del euro, qué tipo de democracia queremos, que tipo de gobiernos, …, con los compañeros del resto del movimiento, independientemente de si finalmente se converge o no.
Hechas estas aclaraciones quisiera hacer una última reflexión. Me podré y nos podremos equivocar en la valoración de los riesgos y de las potencialidades de un proceso así, pero tampoco voy a permitir que se ponga en duda nuestra honestidad y lealtad al movimiento. Nuestra intención es llegar a las mayorías sociales y construir un referente que sea una herramienta de todos, con vocación de mayoría. No buscamos protagonismos y ofrecemos este trabajo a todos aquellos que lo quieran compartir, como siempre hemos hecho. Ojalá cuando se constituyan los comités de apoyo seamos una pequeña minoría, ¡ojalá!. Somos personas que estamos volcados en la lucha y la transformación social, dedicamos mucho tiempo a formarnos, compartir e intervenir; siempre de forma unitaria. Sabemos que somos minoría, pero ante el inmovilismo de unos también sabemos tener iniciativa, y creo que no se nos puede criticar por ello dadas las circunstancias.
Ante el inmovilismo, debatamos y construyamos.
Pedro Luis López Sánchez, @estrateglobal