"En efecto. Vivimos una crisis del sistema donde todo está interconectado. La crisis es financiera, económica, climática, alimentaria, migratoria. Una crisis que toca la gestión mundial, porque no hay ninguna institución mundial que goce de real credibilidad. El G20 no es más legítimo que el G8. Y las Naciones Unidas no logran jugar el rol previsto por su Carta.

Es verdad que esta crisis es el producto del avance de la desregulación, pero está también ligada al mismo sistema. El mensaje del FSM deberá ser aún más claro que cuando nació hace 10 años. Subrayar la necesidad de la globalización de la resistencia y de las alternativas para proponer un sistema alternativo al sistema capitalista patriarcal globalizado.

Los que se reúnen en Davos siguen por el momento con la capacidad de lanzar ofensivas contra los “de abajo”. Estos, están poco a poco superando su fragmentación –aunque con dificultades- para progresar en la dirección de ofrecer una alternativa global que es más que necesaria. Y pienso que la solución no pasa por reformar el actual sistema sino claramente contra éste."

Eric Toussaint, presidente del Comité por la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo. Foro Social Mundial (FSM)

sábado, 23 de abril de 2011

Las drogas y el caos

No hace mucho leía Fukushima: la pulsión de muerte como fuente de energía [1] de John Brown en su blog. La lectura de dicho artículo me trajo a la cabeza la idea de entropía, concepto sobre el que había oído hablar de boca de un profesor en mis estudios universitarios en relación con su implicación en la producción de energía y el desorden que provoca en el medio ambiente. Dicho concepto siempre me ha apasionado, no solo como segundo principio de la termodinámica, sino por su validez como concepto filosófico, como principio aplicable a otros ámbitos que no tienen nada que ver en principio con la termodinámica.

En el caso concreto de la energía, este profesor venía a decir que toda producción de energía genera un desorden (o caos) en el sistema. De esta manera, la quema de residuos fósiles (carbón, petróleo, …) está provocando lo que actualmente conocemos como el calentamiento global, la energía nuclear genera residuos contaminantes (caóticos) y además desastres que generan un terrible desorden en las zonas donde se producen. Sin embargo, existen otros tipos de producción de energía menos caóticos. Este profesor opinaba que la naturaleza había ya resuelto el problema energético con una producción de energía poco caótica y en aparente equilibrio, las plantas y la fotosíntesis, y que nuestras miradas e investigaciones deberían ir encaminadas a descubrir los misterios de la fotosíntesis. Sin embargo, seguimos insistiendo en controlar la producción de energía de las estrellas, los procesos nucleares, caóticos donde los haya, al menos para la vida natural.

En el artículo que he citado al principio creo intuir también que este concepto de entropía afecta al capitalismo y a los sistemas económicos y de producción. Si el sistema económico con el paso de tiempo se desordena, entonces el capitalismo es un sistema económico terriblemente caótico pues tiende muy rápidamente al desorden y al caos. Las consecuencias de este desorden que provoca el capitalismo en las relaciones humanas están a la vista: hambre, guerras, miseria, calentamiento global, deforestación, … Como dice el artículo citado, debemos pues encontrar un sistema económico global menos caótico y equilibrado, porque de otra manera el capitalismo nos arrastrará a todos al desorden y al caos que contienen en si mismo.

Este concepto de entropía afecta también a los sistemas biológicos, a la vida natural. ¿Por qué morimos?, pues muy sencillo, porque con el paso del tiempo nuestro sistema biológico se desordena a causa de la producción de energía de las células. Básicamente las células usan el oxígeno para quemar azúcares y producir así energía. En este proceso las células se oxidan, se desordenan, se deterioran, envejecen. Al final morimos. Este proceso de desorden de nuestro cuerpo como sistema biológico no actúa siempre de la misma manera en todos los seres humanos, sino que depende de nuestro estilo de vida, nuestra dieta, nuestros hábitos, …

Siguiendo esta línea de argumentación, las drogas no son sino elementos que generan dentro del cuerpo desorden y caos. Obviamente no todas las drogas son igual de caóticas, existen unas más caóticas que otras pero todas, absolutamente todas, generan desorden. Los efectos inmediatos de este desorden pueden ser los efectos psicotrópicos de las mismas, que quizás sean los efectos que el consumidor esté buscando, pero no son los únicos. Las drogas aumentan los ritmos del cuerpo, hace que el cuerpo trabaje más y más, provocando como he mencionado anteriormente más desorden con este trabajo y a la larga enfermedades; alzheimer y parkinson a edades tempranas, problemas psicológicos, enfermedades de riñón e hígado, cáncer, … No os engañéis, la entropía no falla, si jugáis a acelerar los ritmos de vuestros cuerpos moriréis más jóvenes, de una cosa o de otra.

El acto de la ingesta de drogas es esencialmente egoísta, se busca el placer inmediato e individual sin importar en absoluto como esto afecta a la relación que se tiene con las personas queridas. Las drogas es el placer inmediato, sin esfuerzo, individual, pasajero, medido, empaquetado y convertido en mercancía.

Todos aquellos que habéis sucumbido a este placer que lleva terriblemente al caos y al desorden, que habéis decidido que vuestra forma de vida es esta y no pensáis cambiarla, que rechazáis la ayuda de vuestros seres queridos, os pediría que os radicalicéis, que practiquéis el egoísmo en su máxima expresión, no cultivad ningún tipo de sentimiento en los demás que tenga que ver con la amistad o el amor, porque el caos que generáis dentro de vuestro cuerpo no solo os afecta a vosotros, sino a todas esas personas que os quieren, a los cuales les vais dejando un inmenso vacío y mucho dolor y sufrimiento.

Por otra parte el consumo de drogas es una consecuencia más del culto al individualismo, del piensa en ti mismo y en tu bienestar. Es una consecuencia y una contradicción más de la ética del ser individual imperante en estos tiempos, del sistema social y por ende del sistema económico capitalista, que todo lo convierte en mercancía, que todo se puede comprar y vender, incluido el placer humano.

El capitalismo y todo el caos que genera en nuestras vidas con su ética de ser individual, con su moral de todo se compra y todo se vende, y su obsesión por el crecimiento cancerígeno por encima de las necesidades humanas, no provoca otra cosa en mí que asco, repulsa y actualmente incluso odio.

Tengo un compromiso vital, no descansaré hasta que el último ser humano de este planeta entienda que la solución a los problemas humanos, nuestra felicidad y nuestro destino no pasa, como nos quieren hacer creer y como pregona el capitalismo, por una mirada hacia nuestro interior, hacia nuestro interés y bienestar individual; sino por una mirada al reflejo que proyectamos en los demás, una mirada al interés y al bienestar colectivo.

Pedro Luis López Sánchez

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[1] John Brown, Fukushima: la pulsión de muerte como fuente de energía, http://iohannesmaurus.blogspot.com/2011/04/fukushima-la-pulsion-de-muerte-como.html