"En efecto. Vivimos una crisis del sistema donde todo está interconectado. La crisis es financiera, económica, climática, alimentaria, migratoria. Una crisis que toca la gestión mundial, porque no hay ninguna institución mundial que goce de real credibilidad. El G20 no es más legítimo que el G8. Y las Naciones Unidas no logran jugar el rol previsto por su Carta.

Es verdad que esta crisis es el producto del avance de la desregulación, pero está también ligada al mismo sistema. El mensaje del FSM deberá ser aún más claro que cuando nació hace 10 años. Subrayar la necesidad de la globalización de la resistencia y de las alternativas para proponer un sistema alternativo al sistema capitalista patriarcal globalizado.

Los que se reúnen en Davos siguen por el momento con la capacidad de lanzar ofensivas contra los “de abajo”. Estos, están poco a poco superando su fragmentación –aunque con dificultades- para progresar en la dirección de ofrecer una alternativa global que es más que necesaria. Y pienso que la solución no pasa por reformar el actual sistema sino claramente contra éste."

Eric Toussaint, presidente del Comité por la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo. Foro Social Mundial (FSM)

sábado, 19 de noviembre de 2011

Propuestas económicas en búsqueda de un nuevo modelo productivo

No querría dejar pasar esta jornada de reflexión sin reflexionar, valga la redundancia. Seré breve, la intención es poner encima de la mesa una serie de medidas económicas que, a mi modesto modo de entender, puedan darnos una salida alternativa y social a la crisis.

Si os fijáis, todos los análisis económicos que aparecen en los grandes medios de comunicación de contertulios y demás fauna capitalista parten de una premisa, el problema es que no hay confianza en los mercados y hay que restaurar esta confianza con medidas de ajuste para recuperar la inversión, el crecimiento económico y por lo tanto el empleo y el consumo. Como escribí en el artículo “La gran estafa o funcionamiento básico del capitalismo” [1], para mí, la falta de confianza y la crisis financiera es una consecuencia, no la base del problema; una consecuencia de las crisis generales de sobreproducción capitalistas y por lo tanto del sistema productivo capitalista que está basado en el interés particular y en la propiedad privada de los medios de producción. Por lo tanto, partiendo del hecho que lo que se debe poner en cuestión es el propio sistema productivo capitalista, dejo para el debate algunas medidas que me parecen fundamentales.

Auditoría pública de la deuda y rechazo de la deuda ilegítima.

No voy a profundizar mucho en este tema sobre todo porque Eric Toussaint, fundador del Comité por la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo (CADTM), lo explica bastante mejor que yo. Os dejo un vídeo suyo.

Querría enriquecer este apartado afirmando que, para mí, si una comunidad autónoma se ha endeudado para construir un aeropuerto que luego no se pone en funcionamiento, y se demuestra que la construcción del aeropuerto ha beneficiado a unos empresarios a cambio de suculentas comisiones en ciertas tramas corruptas, la deuda contraída por la comunidad autónoma es ilegítima pues no ha ido en beneficio de la sociedad, sino totalmente lo contrario, en su perjuicio.

Reforma fiscal. Lucha contra el fraude y los paraísos fiscales.

En los últimos 20 - 30 años se ha estado beneficiando fiscalmente a las clases más pudientes de los países desarrollados. Hasta tal punto ha llegado este despropósito, que Warren Buffet, multimillonario estadounidense, ha llegado a afirmar que en la actualidad paga menos impuestos que su secretaria. Hace falta una reforma fiscal más progresiva mediante la cuál, los que realmente se han estado beneficiando de los continuos beneficios fiscales en los últimos 20 años, aporten, o mejor dicho, devuelvan a las arcas de los estados estos capitales.

En esta línea es necesario endurecer las penas por fraude fiscal y una lucha efectiva contra los grandes defraudadores. Basta ya de acuerdos si devuelven parte del dinero defraudado, si se demuestra que se ha defraudado grandes capitales refugiándose en paraísos fiscales, directo a la cárcel, y si devuelven el dinero defraudado se les bajará la condena, pero en la cárcel una temporada pasarán.

¡Ojo!, en este punto no seamos demagógicos. Está claro que muchos defraudan a hacienda en su pequeña realidad personal y que habrá que acabar con todo tipo de fraude, pero primero vamos a por los grandes defraudadores y después vamos bajando hacia los pequeños defraudadores. No vayamos a comparar ahora aquí al Sr. Botín con el pequeño autónomo que no tiene más remedio que no hacer facturas si quiere trabajar y sobrevivir.

Nacionalización de ciertos sectores estratégicos del país: energía, transportes, banca pública.

Antes de que alguien me mente la constitución de la Unión Soviética, voy a recordaros el artículo 128.1 de la Constitución Española de 1978: “Toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general.”

Entiendo que la nacionalización es la única forma de volver a tomar el control de la economía del país, usando la banca pública como herramienta para el cambio del modelo productivo capitalista.

Democratización de los sectores productivos a través de la financiación pública de cooperativas de trabajo asociado.

Insisto, antes de que alguien me mente de nuevo la constitución de la Unión Soviética, voy a recordaros otro artículo de la Constitución Española de 1978 que me gusta especialmente, el 129.2: “Los poderes públicos promoverán eficazmente las diversas formas de participación en la empresa y fomentarán, mediante una legislación adecuada, las sociedades cooperativas. También establecerán los medios que faciliten el acceso a los trabajadores a la propiedad de los medios de producción”.

La idea es la utilización de la banca pública para la democratización de los medios de producción, y pasar de un modelo basado en la PYME a un modelo basado en cooperativas de trabajo asociado.

  • La banca pública solamente financiará proyectos cooperativistas. La banca pública dispondrá de asesores especializados que supervisen y ayuden en el proceso de creación de dichas cooperativas.
  • Si una sociedad limitada o anónima deseara acceder a la financiación pública, deberá convertirse en una cooperativa. Una sociedad limitada o anónima siempre podrá buscar financiación en el sector bancario privado si no quiere convertirse en una cooperativa.
  • Si una cooperativa deseara convertirse en una sociedad limitada o anónima en cualquiera de sus formas, automáticamente perderían la financiación pública y deberán devolver todas las ayudas y beneficios fiscales acumulados.
  • Una sociedad limitada o anónima que quiebre podrá ser rescatada por la banca pública convirtiéndose en una cooperativa, pasando todo el patrimonio de la sociedad limitada o anónima a manos de la cooperativa recién creada y bajo el control de los trabajadores cooperativistas.
  • Una banca privada que quiebre podrá ser rescatada y absorbida por la banca pública, pasando todo el patrimonio a la banca pública tras una auditoría transparente sobre las deudas contraídas por la banca privada.

En resumen, las medidas económicas no solamente deben ser parches para mantener un sistema productivo caduco y que se ha demostrado por los hechos que no funciona. Las medidas económicas que se tomen en un futuro proceso constituyente más que probable (y aquí estoy haciendo de medium), deberán ser medidas de largo recorrido encaminadas a resolver la base fundamental de las crisis capitalistas, la propiedad privada sobre los medios de producción.

Pedro Luis López Sánchez – Twitter @estrateglobal
La Estrategia Global - http://laestrategiaglobal.blogspot.com/

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[1] Pedro Luis López Sánchez, La gran estafa o funcionamiento básico del capitalismo, http://laestrategiaglobal.blogspot.com/2011/10/la-gran-estafa-o-funcionamiento-basico.html

domingo, 30 de octubre de 2011

La izquierda abertzale, ETA y el pensamiento sectario

"Una de las manifestaciones más típicas del pensamiento sectario (...) es la de creer que siempre se pueden hacer determinadas cosas incluso después de haber cambiado la «situación político-militar»."
Manifestaciones de sectarismo, Notas sobre Maquiavelo, sobre la política y sobre el Estado moderno, Gramsci

Tras el anuncio del cese definitivo de la lucha armada por parte de ETA, la realidad político-militar del País Vasco ha cambiado. La estrategia planteada hace años por ETA y por la izquierda abertzale de socializar el dolor ha fracasado. Más allá de debates insulsos sobre el relato, vencedores y vencidos y demás cuestiones absurdas y artificiales creadas para el consumismo dialéctico de contertulios y demás personajes del show mediático; es necesario un análisis, siempre desde una perspectiva revolucionaria, sobre las equivocaciones que han producido tanto dolor y sufrimiento, y que en definitiva, han actuado como elementos regresivos o reaccionarios, es decir, han contribuido a la desmovilización de la izquierda revolucionaria y al mantenimiento del status quo imperante, el orden existente.

Quisiera centrar mi análisis en dos aspectos, el uso de la violencia y el derecho de autodeterminación como medio de consecución del "estado" socialista en el País Vasco.

El estado moderno mantiene el monopolio de la violencia, y este monopolio sustenta la legitimidad de su uso para mantener el orden existente. Un movimiento que quisiera poner en cuestión el orden existente tendría que progresivamente tener más capacidad de violencia y mantener fuertes vínculos con los movimiento sociales y organizaciones políticas afines, con la masa crítica. No siendo así, se corre el riesgo de legitimar al estado moderno en cada acción violenta, perdiendo cada vez más los vínculos con la base social, como efectivamente ha ocurrido en el caso de ETA. Es más, desde una perspectiva revolucionaria, el uso de la violencia no es gratuito, en realidad, el uso de la violencia debería darse en legítima defensa y esta percepción debería ser compartida por la masa social crítica que sustenta el partido. Me explico, la violencia en el acto revolucionario no viene dada con el objetivo de la imposición de un nuevo orden, la violencia viene dada en defensa de la nueva filosofía ya asumida por una parte importante de la masa social. Es decir, solamente cuando una parte importante de la masa social esté concienciada se podrá actuar en legítima defensa cuando el orden ya antiguo aplique violencia para mantenerse.

Volviendo a la cuestión de ETA, es posible que hasta la disolución de ETApm en 1986 el uso de la violencia estuviera ampliamente aceptado por la masa social en legítima defensa de las agresiones sufridas por el régimen franquista. Aún así, la dirección de ETApm supo ver que la realidad político-militar del País Vasco y de España estaba en proceso de cambio o había ya cambiado, y que por lo tanto, la estrategia debería cambiar. Desgraciadamente no supo frenar la inercia sectaria del movimiento. Esta inercia sectaria se tradujo en intentar seguir con la misma estrategia violenta aún cuando la realidad político-militar había cambiado. Esta es la equivocación ideológica que ha causado tantísimo dolor y sufrimiento, pero no sólo, sino que ha contribuido al mantenimiento del orden existente, ha actuado como un factor regresivo y contrarrevolucionario.

Aún así no querría quedarme solamente en un análisis superficial del partido político de la izquierda abertzale, entendido éste como el conjunto de la masa social, los dirigentes y el nexo ideológico que los une. Querría analizar este tercer aspecto, el nexo ideológico, el supuesto derecho de autodeterminación del pueblo vasco. La cuestión nacional y el presunto "derecho de autodeterminación de las naciones" dentro de la lucha obrera surge en el Congreso de Londres de 1898 a instancias del PSP (Partido Socialista Polaco), que solicitaba la independencia de Polonia como exigencia del socialismo internacional. El derecho de autodeterminación de Polonia siempre se analizó dentro del socialismo científico como una cuestión estratégica. Desde Marx y Engels hasta las posiciones contrapuestas de Rosa Luxemburgo y Lenin, la cuestión venía analizada en función de como las reivindicaciones nacionales polacas podrían ser un elemento regresivo o progresivo para las revoluciones burguesas que recorrían Europa, y en contra del elemento considerado más reaccionario entonces para dichas revoluciones, la Rusia zarista. Las reivindicaciones del PSP no fueron asumidas por ningún partido presente en el congreso por su escaso contenido práctico y ninguna reivindicación nacional dentro del movimiento obrero ha sido tomada nunca en términos absolutos. Por lo tanto, en la actualidad, la cuestión nacional dentro del marxismo y del socialismo científico debe analizarse en función de si actúa de forma regresiva o progresiva hacia un cambio de modelo económico enfrentado al capitalismo globalizado. Creo que no solo la reivindicación del derecho de autodeterminación está actuando como elemento regresivo ante el surgimiento de fuerzas sociales globalizadas, sino que las propias fronteras nacionales existentes son elementos reaccionarios. La humanidad se encamina hacia una única nación globalizada, el sujeto histórico de este cambio es el proletariado internacional que se rebela contra la explotación económica en todas las partes del planeta y en contra de las clases dominantes globalizadas, y no de otras nacionalidades.

Por lo tanto, mantener la cuestión nacional y el supuesto derecho de autodeterminación como eje programático de la izquierda revolucionaria en el País Vasco es caer de nuevo en el pensamiento sectario; entendido este como el uso de la misma estrategia y las mismas proclamas en una realidad político-militar totalmente cambiada respecto a la existente en el momento del nacimiento de la izquierda abertzale como movimiento social o partido político, y bastante más alejada del capitalismo existente antes del proceso de globalización económica.

Quizá ETA y la izquierda abertzale deban apagarse y desaparecer para dejar sitio de crecimiento a una izquierda revolucionaria que no esté centrada en la cuestión nacional y el derecho de autodeterminación, sino en la superación de las cárceles que suponen las fronteras nacionales para el surgimiento y organización de un movimiento obrero internacional que de respuesta a los retos que supone un capitalismo globalizado dirigido por entidades supranacionales.

Pedro Luis López Sánchez – Twitter @estrateglobal
La Estrategia Global - http://laestrategiaglobal.blogspot.com/

jueves, 20 de octubre de 2011

La gran estafa o funcionamiento básico del capitalismo

A riesgo de escribir una entrada con un texto evidente desde el punto de vista económico, creo en la necesidad de explicar de la forma más sencilla posible los mecanismos por los cuáles se mueve la economía capitalista, de forma que podamos afrontar y filtrar con espíritu crítico la cantidad de información sesgada que nos llega desde los medios de comunicación de masas a propósito de la crisis y sus consecuencias.

Partamos del hecho real de qué son los bancos los que tienen el dinero, el capital. Imagina que eres una PYME (las Pequeñas y Medianas Empresas representan en torno al 80% del empleo en España) y quieres producir algún tipo de producto o prestar algún tipo de servicio. Necesitas dinero por adelantado, por ejemplo para empezar a emplear a trabajadores, comprar maquinaria, pagar el alquiler de las oficinas, iniciar ciertos proyectos, … Ese dinero se lo tienes que pedir a un banco que te lo presta a un cierto interés. Finalizada la producción, con la riqueza que se ha producido, tienes que pagar al banco con intereses, pagar a los trabajadores y te tienes que quedar con una cierta cantidad de enriquecimiento propio (para eso montas una PYME). Ahora, si quieres seguir cubriendo tus necesidades o quieres seguir enriqueciéndote no puedes parar de producir, y para poder seguir produciendo tienes que pedirle de nuevo dinero al banco; por ejemplo para comprar las materias primas necesarias, actualizar la maquinaria, contratar a más trabajadores, seguir empleando a los que tenías, embarcarte en nuevos proyectos, … De esta forma, para que la economía capitalista funcione no se puede parar de producir, de crecer, y para ello debe haber inversión, es decir, debe existir alguien que te preste el dinero necesario para poder producir, los bancos, a cambio de una devolución con intereses. Este sistema productivo no solo se aplica a la PYME, evidentemente, sino a cualquier tipo de actividad económica en la actualidad. De ahí que el motor de la economía sea el crecimiento, producir cada vez más, y si no se crece, no se genera empleo.

Sigamos profundizando. Decíamos que no se puede parar de producir, y estos productos lógicamente deben ser comprados, por lo tanto, no se puede parar de consumir con el dinero que se ha ganado produciendo. De ahí el afán intencionadamente consumista de los países desarrollados o capitalistas. Para seguir enriqueciéndose, las empresas producen más y más, y el banco les presta más y más porque aún le sigue siendo rentable; pero el nivel de consumo empieza a no mantenerse, es decir, la sociedad empieza a no ser capaz de absorber todo aquello que se está produciendo al ritmo esperado. La razón es que se produce antes, incluso mucho antes, de saber cual va a ser la demanda real, es decir, lo que la sociedad va a necesitar; además, esto importa poco (la demanda real) pues la motivación para producir es el enriquecimiento propio y no la satisfacción de necesidades humanas reales. Como el consumo baja, las empresas empiezan a recortar para mantener la rentabilidad, despidiendo a trabajadores o recortando sus salarios, pero claro, esto hace que se consuma aún menos, contagiando incluso a otros sectores de la economía y empeorando la situación. Al final la burbuja de producir por encima de la demanda real estalla en una crisis de sobreproducción. Cuando esta crisis de sobreproducción se contagia al resto de los sectores de la economía incluso a nivel global, hablamos de una crisis general de sobreproducción. Esto ocurre cíclicamente en el sistema productivo capitalista. Las crisis de sobreproducción localizadas en ciertos sectores se suelen dar cada 10 años, las grandes crisis generales de sobreproducción se dan cada 50 años aproximadamente. Por lo tanto, en la propia genética del capitalismo está la crisis.

Una vez que se ha entrado en una crisis general de sobreproducción, los bancos dejan de prestar dinero pues ya no hay rentabilidad y la economía capitalista se para, sin inversión no se puede producir como hemos visto con anterioridad. Es más, dejan de prestarse entre ellos mismos porque no se fían de que ciertos bancos no estén también contaminados por la crisis y tengan mucho dinero prestado con una baja probabilidad de poder recuperarlo. Entramos entonces en una crisis financiera o de confianza, de la que hablaban los medios en el 2008. Obviamente, los bancos siguen reclamando todo aquello que han prestado con la complicidad de la clase política. El capital se acumula entonces en unas pocas manos aumentando las desigualdades sociales. Alguien podría argumentar que en realidad los bancos tienen depositantes que se benefician también del “buen hacer” del banco, pero mientras los depositantes se reparten las migajas, los grandes banqueros, grandes inversores y accionistas ganan dinero a espuertas.

Fijaos que los bancos y las juntas directivas de grandes empresas no han generado ningún tipo de riqueza real, no han producido cosas, no han plantado cereales ni ningún tipo de vegetal, no han prestado ningún tipo de servicio de economía real; sin embargo, debido al sistema productivo capitalista, terminan por acumular en sus manos la mayor parte del dinero, del capital. Aquellos que sí han generado riqueza real, los trabajadores de toda índole (trabajadores asalariados, autónomos, pequeños emprendedores, ...), se quedan sin trabajo o negocio, se les pide sacrificios, son desahuciados, humillados y se les persigue hasta que devuelvan hasta el último céntimo (con intereses de demora) del dinero que han pedido prestado para satisfacer necesidades básicas como por ejemplo tener una casa. He aquí el gran robo, el gran golpe, la gran estafa.

Pero todavía no ha acabado el despropósito. Los gobiernos, ante el temor de que los bancos dejen definitivamente de prestar y el sistema colapse por completo, deciden prestar dinero a los bancos (dinero de los contribuyentes, dinero de todos nosotros que entregamos al Estado para financiar sanidad, educación, pensiones, infraestructuras) para que estos a su vez empiecen a prestar de nuevo a empresas y particulares y la economía se reactive; es decir, fluya el crédito, se empiece de nuevo a producir y crecer y se genere empleo, reactivando el consumo. Estos son los llamados planes de rescate en 2009 (por cierto, se está hablando de otros planes de rescate en la actualidad). El plan de rescate en el caso de España funcionó de la siguiente forma: el gobierno para poder prestar a los bancos los 30.000 millones de euros que finalmente prestó, tenía que pedir a su vez ese dinero prestado al mercado, otros bancos y fondos de inversión. Como en el 2009 el Estado podía pedir prestado ese dinero al 2%, pensó en prestarle a los bancos mediante este fondo de rescate al 3% [1], de esta manera a los contribuyentes no les costaría ni un euro ayudar a los bancos, es más, el gobierno pensó en su absoluta ingenuidad que el Estado ganaría con esta operación. Resulta que algún mes después de efectuar este rescate, el Sr. Botín, presidente del Banco Santander, afirmó que en aquel momento “la banca haría un flaco favor a la economía si prestara dinero de forma irresponsable” [2]. Desde el gobierno hubo algún tímido reproche pero nada importante, al fin y al cabo el Estado seguiría ganando. Resulta que meses después se empieza a especular con la idea de si los Estados podrán devolver la cantidad de dinero que han pedido prestado, es decir, si los Estados podrán devolver su deuda. Comienza la crisis de la deuda. Los mismos bancos a los que se les ha prestado dinero al 3%, especulan con la deuda española con el resultado de que en el 2011 al Estado le cuesta pedir dinero un 5%, dos puntos más. En resumen, el Estado prestó en el 2009 dinero de todos nosotros a los bancos al 3%, y estos mismos bancos no solo no han prestado el dinero a las empresas y particulares, el objetivo inicial, sino que han especulado con la deuda española de forma que en el 2011 ellos prestan dinero al Estado al 5% [3]. Y de nuevo, he aquí el gran robo, el gran golpe, la gran estafa.

Si somos capaces de entender este funcionamiento básico del capitalismo (y eso que no hemos entrado en cuestiones de los mercados de seguros, futuros; especulación en estado puro) estaremos entonces preparados para afrontar otro tipo de cuestiones, como por ejemplo la reforma constitucional. La reforma de la Constitución Española plantea que el Estado en su conjunto no podrá gastar más de lo que ingresa, que a simple vista parece lógico, pero debemos entender que hasta la fecha y por lo explicado con anterioridad, el sistema productivo capitalista no es lógico, es cíclico, que es diferente. Básicamente, hemos (han) constitucionalizado la idea (y uso la palabra idea con total conocimiento de causa) de que el Estado no podrá endeudarse para prestar dinero a empresas y particulares que permita reactivar la economía en una situación de crisis general de sobreproducción. Es más, y cito textualmente el artículo número 3 de la reforma, “(...) Los créditos para satisfacer los intereses y el capital de la deuda pública de las Administraciones se entenderán siempre incluidos en el estado de gastos de sus presupuestos y su pago gozará de prioridad absoluta. (...)”. Es decir, hemos (han) constitucionalizado la imposición de que lo prioritario es pagar a los bancos y fondos de inversión que nos prestan dinero, a los Botín & Cía, incluso antes de pagar los gastos de educación, sanidad, pensiones o infraestructuras. Por tercera vez, he aquí el gran robo, el gran golpe, la gran estafa.

Algunos economistas y banqueros (y sus lacayos a sueldo) afirman que, ante la situación descrita, todos somos culpables de la crisis, todos nos hemos enriquecido en los años de bonanza económica, por lo tanto, todos somos en cierta medida actores secundarios de este despilfarro u orgía capitalista. Hay que analizar entonces estos dos aspectos, la culpabilidad y el enriquecimiento.

En cuanto a la culpabilidad, la razón principal consiste en asegurar que los bancos no obligaron a nadie a pedir préstamos, por lo tanto, se es culpable de pedir hipotecas. Destaquemos varios puntos:
  1. Un trabajador, para hacer efectivo el derecho recogido en la Constitución Española de acceso a una vivienda digna, debe pedir una hipoteca a un banco. Otro debate sería que nos plateásemos la vigencia o no de este derecho, pero sinceramente, no me gustaría vivir en una sociedad en la que solamente unos pocos tengan acceso a una vivienda digna y los demás debamos hacinarnos como en el siglo XIX.
  1. Cuando un trabajador se acerca a un banco a pedir una hipoteca no tienen capacidad negociadora salvo ciertas décimas porcentuales en el tipo de interés. El banco impone sus condiciones salvo cierto frenos recogidos en la legislación, que por cierto, en algunos casos se saltaron a la torera.
  1. Un trabajador no tiene culpa de quedarse sin trabajo, no se puede culpabilizar este extremo. Le hayan prestado 200.000 €, 150.000 €, 100.000 € o 50.000 €, si un trabajador se queda sin trabajo, no puede pagar. Si el trabajador estuviera en régimen de alquiler, tampoco podría pagar, se iría a la calle de la misma forma.
  1. El hecho real es que a quién están desahuciando no son a los que tienen dos casas y cuatro coches, como nos quieren hacer creer, sino a los trabajadores más desprotegidos que viven en los barrios más marginales de nuestras ciudades.
En cuanto al enriquecimiento, es cierto que en los años de bonanza económica ha habido la sensación (y el uso aquí de la palabra sensación no es banal) de cierta riqueza, había mucho dinero en movimiento, pero esto era debido a una fuerte inversión, los bancos prestaban mucho. Si uno analiza las rentas del trabajo de los años de bonanza económica, descubrirá, con sorpresa, que los sueldos de los trabajadores no es que fueran altos, sino que han ido descendiendo en torno a un 6% en los últimos 17 años [4]. Lo cierto, el hecho real, es que mientras los bancos prestaban mucho y la economía iba viento en popa, los trabajadores nos hemos ido empobreciendo. Y peor aún, como nos hemos ido empobreciendo, para hacer efectivos los derechos garantizados en la Constitución Española como tener acceso a una vivienda digna, hemos tenido que pedir préstamos, préstamos que hay que devolver con intereses y a los cuáles teníamos fácil acceso. Por enésima vez, he aquí el gran robo, el gran golpe, la gran estafa.

¿Y como se mantiene un sistema así? Imponiendo un sentido de la justicia y de la ética que convenga a los que se benefician del sistema y aplicando violencia cuando sea necesario. Habría que estudiar cada circunstancia global, nacional o local concreta. En el caso español, cuando hubo un intento de proponer otro tipo de economía, dirigida no por el interés del enriquecimiento privado de unos pocos, sino dirigida para y por el bienestar de la mayoría de la sociedad, casualidades, hubo un golpe de estado. Esta idea es discutible, seguramente el golpe de estado tuvo otras muchísimas causas, pero lo cierto es que después de tantísimos años y de tanto dolor, nos encontramos en la actualidad con que las juntas directivas de las empresas englobadas en el IBEX 35, las empresas mas potentes de España, y las juntas directivas de bancos y cajas se encuentran copadas por la oligarquía (o sus descendentes) del antiguo régimen franquista, junto por supuesto, a presidentes de gobierno y ministros populares y socialistas (los nuevos oligarcas aceptados en el club gracias a los servicios prestados). Juzguen ustedes mismos.

Para salir de la crisis, la derecha económica propone recortes y más recortes, pero en realidad lo que se esconde detrás de esta obsesiva dieta económica es la privatización de los sectores aún no privatizados, la educación y la sanidad en el caso español. Dentro de la lógica capitalista, si queremos reactivar la economía deberemos ofrecer sectores rentables a los bancos para que vuelvan a prestar, para que vuelva a fluir el crédito. Si no lo remediamos, la derecha económica llegará al poder, privatizará paulatinamente la sanidad y la educación, el crédito volverá a fluir y la economía se reactivará. Seremos otra vez engañados, como imbéciles, nos creeremos nuevamente en la cresta de la ola y todos estaremos felices y contentos, pero más pobres. Un nuevo ciclo económico pasará y una nueva crisis general de sobreproducción vendrá. Pronostico, aún a riesgo de equivocarme, que si no lo remediamos, para el 2060 – 2070 a los trabajadores, a los de abajo, no nos quedará absolutamente nada, solamente miseria.

Si miramos hacia la izquierda reformista el panorama no es mucho mas halagüeño. En mi opinión está falta de discurso, incluso de una ideología creíble. Tiene buenas intenciones pero es incapaz de llevar a cabo sus propuestas. La ideología de la izquierda reformista se basa en la existencia de estados fuertes que sean capaces de controlar la economía capitalista, de forma que puedan frenar la producción por encima de la demanda real (periodos alcistas) y dar crédito cuando se entra en una crisis de sobreproducción, evitando así, el colapso y la parada de la economía capitalista (periodos bajistas). Aunque la afirmación que voy a realizar es discutible, supongamos que efectivamente esta ideología se aplicó con éxito en la crisis de 1929. El problema es que el capitalismo actual es muy distinto al capitalismo de 1929; se ha globalizado y los estados están más interconectados entre sí, los estados son más débiles que nunca, los sindicatos estás desactivados y la economía está gobernada por una serie de instituciones internacionales con una evidente falta de cultura democrática. Por poner un ejemplo, una propuesta tan evidente como implantar una tasa a las transacciones internacionales para que de esta forma los que más tienen colaboren con la recuperación económica lleva años sin poder llevarse a cabo. Imaginad en qué saco caería proponer una banca pública europea. El problema fundamental, en mi opinión, es que la izquierda reformista tiene una visión idealizada del capitalismo, como si este hubiera existido siempre y debiera existir eternamente, independientemente del desarrollo histórico humano. Sin embargo el capitalismo es una creación humana, un sistema económico creado para beneficiar a unos pocos en detrimento de la mayoría. No se podrá reformar salvo para seguir manteniendo a esta minoría dominante, que en ciertos momentos podrá ceder, es posible, pero para coger más fuerza. La historia de los cien años de socialdemocracia y la situación en la que nos encontramos en la actualidad nos lo demuestra.

El problema no son las crisis, ni las desigualdades sociales, ni siquiera la acumulación de capital en unas pocas manos como afirma Joseph E. Stiglitz [5]. Estas realidades son consecuencias propias de la genética capitalista. El problema principal es el sistema productivo capitalista, la principal causa de este desvarío es la propiedad privada sobre los medios para producir riqueza.

El debate fundamental que está encima de la mesa, lo que deberíamos empezar a plantearnos sin ningún tipo de tapujos ni prejuicios, es la vigencia de la propiedad privada sobre los medios de producción, o visto desde otro punto de vista, debemos plantearnos la posibilidad de construir un sistema productivo democrático en búsqueda del bienestar social y no del interés privado.

Pedro Luis López Sánchez – Twitter @estrateglobal
La Estrategia Global - http://laestrategiaglobal.blogspot.com/

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[1] Fondos de Adquisición de Activos Financieros (FAAF), Ministerio de Economía y Hacienda, Gobierno de España, http://www.fondoaaf.es/SP/Subastas.html

[2] Botín dice que la banca haría "un flaco favor" a la economía si prestara dinero de forma irresponsable, RTVE, 05/02/2009, http://www.rtve.es/noticias/20090205/botin-dice-que-banca-haria-flaco-favor-economia-prestara-dinero-forma-irresponsable/228613.shtml


[4] Evolución de los salarios en España (1978-2010), Alberto Garzón Espinosa, Piju$ €conomicus, http://www.agarzon.net/?p=949

[5] Para curar la economía, Joseph E. Stiglitz, Project Syndicate, 2011, http://www.project-syndicate.org/commentary/stiglitz143/English. Traducción: Rebelion.org, http://www.rebelion.org/noticia.php?id=137103.

domingo, 9 de octubre de 2011

Sobre idealismos y realismos

Publicado en Rebelion.org

Vamos a intentar muy humildemente hacer un poco de pedagogía sobre ciertos conceptos filosóficos que en mi opinión tienden a usarse mal, lo que conlleva a equívocos y malas interpretaciones. No hay nada más odioso que te cuelguen la etiqueta de idealista en el medio o en la conclusión de una discusión frente a otra parte, que por supuesto, denominan realista. El uso de estos conceptos de esta manera denota una forma de pensamiento dualista en la que se tacha a una parte de utópica, aún cuando sus razonamientos sean más o menos acertados, y a la otra parte de realista, que viene a representar el mal menor.

Para ponernos en situación la discusión versaba sobre economía. El tema en cuestión no es relevante para el desarrollo del artículo, lo importante saber es que a una de las partes que podríamos denominar keynesiana o cercana ideológicamente a la izquierda reformista se la etiqueta como realista y a la otra parte más cercana al marxismo se la etiqueta de idealista o utópica.

Definamos pues que es el idealismo. Intentemos definirlo a través de un ejemplo concreto, la concepción del Derecho en la actualidad.

Según las teorías actuales sobre Derecho, la convivencia, vivir el hombre entendido como ser humano, con el resto de hombres, vivir en sociedad, requiere un orden, sin el que no sería posible. La base del orden deviene de unas reglas fundamentales a las que debe atenerse tal convivencia. El conjunto de esas reglas constituye el Derecho natural. Derecho que es perceptible por la razón humana, que es congruente con la naturaleza del hombre, y que representa la perfecta justicia o el ideal de lo justo. Los derechos naturales son universales e inalienables: no se pueden renunciar a ellos y nadie puede impedir que otra persona goce de estos derechos. Cuando este derecho está vigente, es decir, cuando rige en el determinado momento en el que se le contempla, hablamos de Derecho positivo. El Derecho positivo y el Derecho natural tienen concordancia, puesto que el Derecho positivo ha de inspirarse en el natural, no contradiciéndolo, sino desarrollando sus principios y reglas a tenor de las circunstancias y necesidades de cada momento y lugar. Sólo su armonía con el Derecho natural legitima al positivismo, y lo convierte en justo o injusto. Desde un punto de vista objetivo, se trata de un conjunto de normas que deben inspirarse en el Derecho natural.

Por lo tanto, hablamos de idealismo cuando los razonamientos se basan en una idea que transciende al ser humano (es trascendente) y que en este caso concreto viene representada por el Derecho natural, el ideal de lo justo. Sin embargo, existe otro razonamiento por el cual el Derecho no viene determinado de ningún ideal de lo justo que transciende al ser humano y es invariable en la historia del mismo, sino que este Derecho viene determinado por una ética determinada que ha logrado imponer la clase dominante en un cierto momento histórico gracias al control privado de los medios de producción. En este caso estamos haciendo un razonamiento materialista histórico. Como defensa de esta tesis, pensad, por ejemplo, que el ideal de lo justo en la edad media venía determinado por la ética o filosofía de la clase dominante en ese momento, la nobleza, que es muy diferente al ideal de lo justo actual, que viene determinado por la ética o filosofía de la burguesía, grandes empresarios y banqueros.

Si yo dijera que los bancos tienen derecho a cobrar lo que se les debe, todos podríamos pensar que ciertamente es justo que los bancos perciban aquello que han prestado con intereses, con intereses de demora si me apuráis. Ahora, si defender este ideal de justicia conlleva que haya personas que se queden sin casa y tengamos barrios enteros en las grandes ciudades con las casas vacías mientras, efectivamente, hay personas que necesitan un techo, desde mi punto de vista, debería prevalecer el derecho colectivo de los miembros de una sociedad a tener un techo donde formar una familia sobre el derecho de los bancos a cobrar las deudas contraídas. Por lo tanto, en este caso, no comparto un ideal de justicia trascendente y eterno, sino que considero que el sentido de justicia viene determinado por intereses relacionados con una clase social concreta. Podríamos decir que en el caso concreto del Derecho, soy calificable como materialista histórico y no idealista.

Volviendo a la economía, la izquierda reformista y la izquierda marxista en teoría comparten el análisis de los problemas y las consecuencias realmente injustas de las prácticas capitalistas. La diferencia fundamental es como afrontar esta problemática y que filosofía subyace en la manera de dar respuesta a las crecientes desigualdades económicas y acumulaciones de capital. Tomemos en consideración por ejemplo el artículo de Joseph E. Stiglitz “Para curar la economía” [1], economista que podríamos englobar dentro de la esfera de la izquierda reformista. El propio título del artículo da a entender (y el desarrollo del mismo) que la economía se trata de una idea eterna, trascendente a cualquier realidad histórica y no determinada por los intereses particulares de una clase social concreta ni por las relaciones sociales. Estamos ante una visión idealista de la economía, cuyo razonamiento nos dice que el modelo económico puede ser modificado con el ajuste estatal de ciertos mecanismos. Sin embargo cuando en nuestros razonamientos llegamos a la conclusión de que en realidad el modelo económico viene determinado por una ética concreta que viene impuesta por una clase social dominante y que determina las relaciones sociales existentes en un momento histórico concreto, estamos hablando de una visión materialista histórica de la economía. Siendo consecuente con este razonamiento, para cambiar el modelo económico no solo basta con tocar ciertos resortes del mismo, sino que es necesario un cambio de ética, un cambio de filosofía en las relaciones sociales para que este cambio sea realmente efectivo y acabe con la ética impuesta por la clase dominante.

Vamos a explicar con una analogía hasta que punto la izquierda reformista está cargada de idealismo. Según la izquierda reformista, y según la receta que nos da Joseph E. Stiglitz en su artículo, sería posible reformar el capitalismo de forma que se evite la especulación, la acumulación de capitales y las desigualdades sociales; y de esta manera podamos salir de este callejón sin salida llamado en primera instancia crisis financiera y ahora llamado crisis de la deuda. Pero esto es tanto como pedir que el capitalismo no sea capitalismo; la especulación y la acumulación de capitales en búsqueda del máximo beneficio propio está en la propia idiosincrasia, o si lo prefieren, en la propia genética del capitalismo. Imaginemos por ejemplo un cáncer, sabemos que es malo y llevará nuestro cuerpo al caos y a la muerte. La izquierda reformista vendría a decirnos que como la extirpación sería peligrosa y dolorosa, mejor vamos a intentar convencer al cáncer que no sea cáncer y que no siga creciendo, cuando todos sabemos que en la propia genética del cáncer está el crecimiento sin control. El materialismo histórico vendría a decirnos que el cáncer no puede ser otra cosa que un cáncer, por lo tanto debemos extirparlo por muy doloroso y peligroso que resulte, y para ello debemos cambiar, debemos entender que el cáncer no forma parte de nosotros sino que es una minoría que contamina los recursos de la mayoría.

¿Quién es el idealista entonces?, ¿el que afirma que el cáncer puede controlarse o el que no?, ¿quién es el realista?, ¿el que asume que el cáncer nos matará si no lo extirpamos o el que no?

Al marxista se le tacha de idealista pues defiende la tesis de que para cambiar el modelo económico es necesario cambiar nuestra forma de pensar, nuestra ética, un cambio moral a través de la conciencia colectiva y la pedagogía. Esto se ve como una utopía pero lo cierto es que no es la primera vez que estos cambios ocurren en la historia de la humanidad, es un razonamiento materialista histórico. Sin embargo, al que afirma que para cambiar el modelo económico basta con hacerse con el control del estado y realizar ciertos ajustes, tesis que ya ha fracasado en repetidas ocasiones, a este se le califica de realista.

Hablemos con propiedad, el idealista es materialista; y el realista, idealista o conformista, según el caso.

Pedro Luis López Sánchez – Twitter @estrateglobal
La Estrategia Global - http://laestrategiaglobal.blogspot.com/

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[1] Para curar la economía, Joseph E. Stiglitz, Project Syndicate, 2011, http://www.project-syndicate.org/commentary/stiglitz143/English. Traducción: Rebelion.org, http://www.rebelion.org/noticia.php?id=137103.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Socialdemocracia: una historia de traición y fracaso


"El liderazgo ha fallado. Incluso así, el liderazgo puede y debe ser regenerado desde las masas. Las masas son el elemento decisivo, ellas son el pilar sobre el que se construirá la victoria final de la revolución. Las masas estuvieron a la altura; ellas han convertido esta derrota en una de las derrotas históricas que serán el orgullo y la fuerza del socialismo internacional. Y esto es por lo que la victoria futura surgirá de esta derrota.
'¡El orden reina en Berlín!' ¡Estúpidos secuaces! Vuestro 'orden' está construido sobre la arena. Mañana la revolución se levantará vibrante y anunciará con su fanfarria, para terror vuestro: ¡Yo fui, yo soy, y yo seré!"
El Orden reina en Berlín, Rosa Luxemburgo

Rosa Luxemburgo fue asesinada en Berlín el 15 de enero de 1919, a manos de la milicia nacionalista enviada por el socialdemócrata alemán Friedrich Ebert en respuesta a un segundo levantamiento revolucionario en la Alemania de principios del siglo XX. Los que fueron sus compañeros en el SPD (Partido Socialdemócrata Alemán) mandaron asesinar a Rosa y otros en post del orden establecido. De esta manera se consumaba la segunda traición de la socialdemocracia a la causa obrera. La primera traición fue ideológica.

La ideología socialdemócrata nació de la mano del político alemán Eduard Bernstein, quién afirmaba que la transición a una sociedad socialista (en términos marxistas) se podría lograr a través de una lucha “prolongada, tenaz, avanzando lentamente de posición a posición” dentro del orden existente, provocando una evolución del capitalismo. Tal afirmación se basaba en la desaparición de las crisis generales del capitalismo (en su tiempo, posteriormente se ha demostrado lo contrario) y la mejora de la situación económica y política del proletariado como resultado de las luchas sindicales. Argumentaba también que la acumulación de capital no se había dado en los términos previstos por Marx y la sociedad entera habría logrado mejorar sus niveles de vida, lo que restaría razones para una insurrección proletaria.

Ya entonces Rosa Luxemburgo criticó estas posiciones en la obra Reforma o Revolución [1], porque aunque si que es cierto que en aquel tiempo la acumulación de capital y la globalización del capitalismo no se había dado en los términos que predijo Marx, era más una cuestión de los tiempos del capitalismo, y no tanto de su desarrollo. Es decir, las tesis marxistas no se equivocaban en sus predicciones en cuanto a las consecuencias últimas, sino que el desarrollo del capitalismo no había sido tan rápido como cabía esperar.

Poco después de la muerte de Rosa Luxemburgo, en los años veinte apareció en escena el economista inglés John Maynard Keynes, cuya influencia en las políticas económicas de la izquierda democrática es indiscutible y cuya aportación ayudó, o eso dicen los keynesianos, a la recuperación de la economía mundial después de la gran depresión del 29. La socialdemocracia abrazó (y habló en pasado debido a la deriva liberal de la socialdemocracia en la actualidad) las directrices fundamentales sobre el control del paro y el IPC expuestas en la Teoría general sobre el empleo, el interés y el dinero [2]. Muy básicamente, ya que no es propósito de este artículo hacer un análisis de la teoría económica de Keynes, para Keynes el estado, como protector supremo del bien público, tiene el deber de regular las fuerzas del mercado, a través de un mecanismo de gasto público en tiempos de crisis para compensar la caída del consumo privado y evitar la recesión y el desempleo. Dicho déficit generado por el sobregasto sería corregido en el próximo ciclo de auge económico disminuyendo su oferta y frenando así periodos excesivamente alcistas. De ahí la reticencia de la poca representación parlamentaria de la izquierda democrática a la reforma de la constitución en post del control del déficit y del equilibrio presupuestario del Estado.

La socialdemocracia, o lo que queda de ella, anunciaba pues, una salida de la crisis a través de una reedición del New Deal. Lo que no les gusta oír a los profetas de este New Deal, es que aunque es cierto que las medidas keynesianas pudieron favorecer recuperaciones pasajeras después de la crisis del 29, tras una breve mejoría en 1934-1935, la economía tuvo una recaída brutal en 1937-1938. Solamente una guerra mundial propició las condiciones necesarias para un crecimiento duradero de los “treinta gloriosos”. Es más, para asegurar la eficacia de sus recomendaciones, Keynes consideraba “que aumentar la autosuficiencia nacional y el aislamiento económico facilitaría la tarea”. La desregulación de los mercados y la globalización ha ido totalmente en sentido contrario, de forma que hoy los Estados son muchos más débiles que en 1929.

La socialdemocracia actualmente, no solamente ha renunciado a sus orígenes marxistas, sino también ha renunciado a las teorías económicas keynesianas que abrazaron en el siglo pasado. En palabras de Daniel Bensaïd:

Las fuerzas políticas, como la socialdemocracia, que han pretendido, desde la Segunda Guerra Mundial, cultivarlo y embellecerlo [el capitalismo] parecen, ellas también, agotadas. Lo que antaño escribía Keynes a propósito del liberalismo histórico se aplica hoy, palabra por palabra, a estos socialistas de mercado: «Los objetivos políticos que movilizaban a los partidos en el siglo XIX [sustitúyase por ”siglo XX”] están tan muertos como el cordero servido la semana pasada, mientras surgen las preguntas sobre el futuro, éstas no encuentran hueco en los programas de los partidos […]. Las razones positivas de ser liberal [sustitúyase por “socialdemócrata”] son bastante débiles hoy. A menudo es sólo el azar de los temperamentos o de los recuerdos históricos, y no una divergencia política o un ideal, lo que separa hoy a un joven conservador progresista del liberal [del socialista] medio. Los viejos gritos de guerra han sido puestos en sordina o reducidos al silencio».

Llegados a hoy, podemos decir que la socialdemocracia no sólo ha traicionado sus orígenes marxistas y sus convicciones keynesianas, no, podemos decir que la socialdemocracia ha fracasado en su tarea histórica de reformar el capitalismo. Keynes estimaba, en 1928, que “el problema económico podría estar resuelto o en vías de solución de aquí a cien años”, y sin embargo el capitalismo como sistema económico globalizado, mantiene en la actualidad en la más absoluta pobreza (menos de un dólar por día y persona) a un tercio de la población mundial, y en los países desarrollados estamos asistiendo a la destrucción de las clases medias, donde un cuarto de la población también vive en la más absoluta pobreza.

El capitalismo no se puede reformar porque en su base filosófica se encuentran falacias como que el interés personal y egoísta de cada una de las individuales que conforman un sociedad propician una especie de equilibrio mágico entre estos intereses, afirmación que en la práctica no se verifica, sino que se tiende a los monopolios y a la acumulación de capital por una minoría. Encontramos leyes como la ley de la oferta y la demanda, que ni es ley, ni se cumple o si la consideremos ley podría ser la recordlaw más violada de la historia. O perlas como que siempre habrán necesidades humanas que satisfacer, de David Ricardo. En resumen, el capitalismo se basa en el crecimiento como motor de la economía y el progreso ilimitado en un entorno, el planeta, con recursos finitos. El calentamiento global nos evidencia lo erróneo de este planteamiento. El capitalismo no se puede reformar, y la experiencia de estos casi cien años desde la muerte de Rosa Luxemburgo nos lo demuestran.

Imaginad por un momento que os he convencido, imaginad que os he embaucado y habéis interiorizado que el capitalismo no es reformable. La pregunta lógica a continuación es, “perfecto, ¿y con qué lo sustituimos?”. La respuesta no es sencilla, creo sinceramente que nadie tiene respuesta a esta pregunta, es más, desconfiaría de aquellos que dicen tenerla.

La solución no existe como tal por dos razones, si existiera una solución por la cual se pudiera crear o construir un sistema económico mundial más justo por medio de la reforma ya estaríamos en vías de construcción, y sin embargo nos estamos alejando de este objetivo pese a los intentos históricos de la socialdemocracia. En segundo lugar, no existe dicha solución porque no se trata del sistema económico, en realidad el problema es la filosofía subyacente, la ética de la clase dominante. Debemos cambiar, romper con nuestras convicciones, traspasar los límites de la filosofía actual para imaginar una nueva concepción del ser humano radicalmente humanista, radicalmente democrática, radicalmente solidaria; alejada de la ética individualista, egoísta y mísera actual. Solamente así, podremos construir entre todos, un mundo más justo.

Sin embargo, debido a la deriva liberal de la socialdemocracia, la izquierda más radical se siente tentada a ocupar ese espacio con planteamientos keynesianos. Reforma o Revolución es de nuevo el planteamiento. Yo mismo me he visto explicando por qué no debería aprobarse la reforma de la constitución española, cuando en realidad, que más da, si con o sin reforma, con o sin keynasismo, el mundo sufre las consecuencias de un sistema económico injusto e inhumano. No, debemos recuperar los partidos y sindicatos de clase, con una clara convicción revolucionaria, con la certeza de que solamente a través de la lucha y de una oposición frontal a cualquier forma de capitalismo podremos hacer crecer una nueva filosofía entre una mayoría del proletariado.

Casi cien años después, !Yo fui, yo soy, y yo seré!

Pedro Luis López Sánchez – Twitter @estrateglobal
La Estrategia Global - http://laestrategiaglobal.blogspot.com/

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[1] Reforma o Revolución, Rosa Luxemburgo, Fundación Federico Engels, 2002, http://www.fundacionfedericoengels.org/images/stories/PDF/06_Rosalux_reforma_revolucion_23.pdf

[2] Teoría general sobre el empleo, el interés y el dinero, John Maynard Keynes, Marxists.org, 2002, http://www.marxists.org/reference/subject/economics/keynes/general-theory/index.htm

[3] Y después de Keynes, ¿qué?, Marx y las crisis, Daniel Bensaïd, 2010, Diario Público, p. 34.

sábado, 20 de agosto de 2011

La lucha de clases, el uso de la violencia y la revolución permanente

Publicado en Kaosenlared.net

Me molesta que me llamen indignado, que me califiquen como tal. Indignado no es algo con lo que me identifique, es un estado de ánimo, un sentimiento, pero no es una realidad sostenible en el tiempo. Puedo dejar de estar indignado y no por ello dejar de creer en la necesidad de romper con el sistema capitalista, o al menos no dejar de creer en que la democracia (al menos una democracia real) es incompatible con el capitalismo. Uno no dice soy indignado, dice estoy indignado, porque la indignación no es ser, es estar en un cierto momento y dirigido sobre un objeto o realidad determinada. Además, en mi caso, estoy indignado como consecuencia de ser un obrero, asalariado o trabajador (como queráis clasificarme) que nada tiene que ver con las grandes finanzas, pero que sufro en mi pequeña realidad cotidiana sus devenires. Por lo tanto, soy un asalariado que está indignado, pero no soy indignado.

Es curioso, cuando empezó toda esta historia y todavía no habían encontrado ninguna calificación ingeniosa para referirse a las personas que salieron a la calle el 15 de mayo, simplemente se quedaban en que son un grupo heterogéneo. Hablaban de varios grupos clasificables, a saber, parados, pensionistas, trabajadores, desahuciados, jóvenes, mileuristas, funcionarios. Ya entonces pensaba que no era tan difícil, al fin y al cabo todo esto grupo de personas dependen de una u otra manera de un salario para su subsistencia, por lo tanto, bastaba decir que son asalariados o trabajadores para englobarlos a todos.

Resulta que este grupo heterogéneo de personas salió a protestar el 15 de mayo en contra de grandes empresarios, banqueros y políticos. Yo a este grupo lo llamo burguesía, pero al ser un término marxista y antiguo, si queréis, y para no herir sensibilidades, podemos llamarlos grupo heterogéneo de personas compuesto por grandes empresarios, banqueros y políticos que se hacen ricos a costa de los demás, o al menos se mantienen ricos mientras los demás nos hundimos en la miseria, que viene a ser lo mismo. Yo entiendo que identificar a la burguesía es difícil. Los nobles por ejemplo, nacen nobles y mueren nobles, para acabar con los privilegios de la nobleza basta con pasar a la mayor parte de ellos por la guillotina y problema resuelto. Sin embargo uno no nace burgués (bueno, alguno sí), se hace burgués, por lo tanto no basta con guillotinar a burgueses, pues otros vendrán a sustituirlos. Además, existe una cierta condescendencia social respecto a los ricos, pues todos podemos llegar a ser ricos (hipotéticamente, el sueño americano y esas cosas), ahora, no todos podemos ser ricos en el mismo tiempo, e ahí la injusticia. La riqueza no es un término absoluto, es un término relativo, uno es rico en relación a los pobres, si todos fuéramos ricos dejaríamos de serlo en ese mismo instante, pues no habría pobres con los que comparar nuestra riqueza. Además, uno es más rico cuanto más pobreza hay con la que compararse. Por lo tanto, no basta con acabar con los privilegios de las personas que ostentan la riqueza, pues otros se harán ricos en su lugar, sino acabar con las estructuras que permiten que una minoría se haga rica a costa del trabajo de la mayoría. He ahí el error de personalizar en el Club Bilderberg, o en políticos o en banqueros concretos; el problema no son las personas, sino las estructuras que permiten que haya una minoría rica, y por lo tanto una mayoría pobre.

Cuando uno asume y comprende que se encuentra en el grupo heterogéneo de los “indignados” y la solución pasa por acabar con los privilegios del grupo heterogéneo dominante, a esto se le llama adquirir conciencia de clase. Y al enfrentamiento, visible o no, de estos dos grupos heterogéneos se le llama lucha de clases. Pero como decía Gramsci, aún cuando el espectro político sea heterogéneo, a la hora de la verdad todos se decantarán por uno o por otro polo político.

En este proceso de concienciación de clase es importante hacer visible, o si lo prefieren verbalizar, las contradicciones del capitalismo, entendiendo como contradicción por ejemplo defender de fachada los derechos humanos pero violarlos sistemáticamente en guerras lejanas. La izquierda europea lleva mucho tiempo denunciando las violaciones de los derechos humanos de las potencias capitalistas, venta de armas y guerras en el tercer mundo; sin mucho éxito por cierto. El problema en este caso es que al ser humano le cuesto mucho relacionar o conectar las guerras en África por ejemplo, con la actitud de nuestros bancos y algunas empresas, de forma que esta estrategia no funciona del todo. Pero he aquí que el movimiento que surgió a partir del 15 de mayo ha dado en el clavo, ha puesto en el centro del debate político la necesidad de una radicalización en la democracia, haciendo visible que las potencias capitalistas, aunque defiende los valores democráticos, en el fondo defienden los intereses económicos de una minoría con una democracia sesgada y controlada, corrupta y secuestrada. Como decía, se ha puesto de relieve que los intereses económicos o el capitalismo son incompatibles con la democracia; usando todos los mecanismos que tienen a su alcance (incluidos los violentos) para acallar y amedrentar las voces críticas contra su democracia secuestrada por los intereses de los mercados.

Por ello, cuando nos planteemos que camino debemos seguir para mantener viva la llama de la lucha por nuestros derechos y nuestra dignidad, debemos reflexionar si nuestra posición o nuestra actitud contribuye o no a la concienciación de clase, que es ni más ni menos que un compromiso vital con las mujeres y hombres que te rodean en post del bien de todo el colectivo. Si nos fijamos en los recientes acontecimientos de Londres, este estallido de violencia denota un caldo de cultivo de hastío, desesperanza e injusticia; pero no ha sido ni más ni menos que una exaltación de la individualidad consumista protegida por la masa sin ningún tipo de compromiso entre dichas individualidades, que contribuye más bien poco a la concienciación de clase y a la continuación de una lucha y resistencia constante y sostenida en el tiempo. Por ello la estrategia de resistencia pacífica en las movilizaciones actuales es acertada por dos razones: a) aún no existe una masa suficientemente grande concienciada que permita legitimar acciones violentas contra un estado que tiene el poder de legitimar su violencia en post del bien público, b) al ser el estado el único que aplica violencia, esta queda deslegitimada, porque aunque afirme usarla para preservar el orden público, en realidad queda evidente que la usa en defensa de los intereses particulares de una minoría, dejando visible otra contradicción del capitalismo y contribuyendo a la concienciación de clase.

Con esto no quiero decir que no haya uso de la violencia en los procesos revolucionarios, sino que entender las revoluciones solamente como el mero hecho violento es tremendamente simplista. No podemos reducir la revolución francesa a la toma de la Bastilla, sino debemos entenderla como un proceso que duró decenas de años (sino alguna centena) en el que hubo efectivamente hechos violentos puntuales.

Seguramente llegue el momento en el que las sociedades modernas estallen en una escalada de violencia, pero para entonces deberá haber habido ya todo un proceso de concienciación de clase y de compromiso colectivo. Para entonces deberá haber una masa crítica suficientemente grande que haya comprendido que la violencia aplicada desde el estado es injusta e ilegítima y que el uso de la violencia será en legítima defensa de los derechos que ya habremos interiorizados como nuestros. Para entonces muchos habremos cambiado y nos moveremos guiados por una nueva filosofía. Para entonces seguramente hayamos comprendido que las revoluciones no empiezan y acaban en los procesos violentos, sino que son un continúo ejercicio de crítica en un proceso que podríamos denominar de revolución permanente

Hoy luchamos por una democracia más real y participativa, mañana lucharemos en defensa de los derechos humanos en todas las partes del mundo y pasado habrá otra contradicción que hacer visible y luchar por su resolución.

Pedro Luis López Sánchez – Twitter @estrateglobal

domingo, 5 de junio de 2011

Globalizar la lucha. En busca de consensos internacionales

En ocasiones me gusta imaginarme a mi mismo despegándome de La Tierra y yéndome hacia el universo, hacia las estrellas, de forma que pueda observar en conjunto lo que está ocurriendo aquí abajo. Parece una tontería, pero este ejercicio mental me ayuda a reflexionar sobre lo que ocurre en mi realidad particular para conectarla con otras realidades y verlas todas en un todo indivisible. Creo que es necesario que hagamos este ejercicio, esta reflexión, para poder colocar a las acampadas y el movimiento 15M en un contexto global, de forma que podamos exportar las ideas y principios que se están trabajando en cada plaza, de forma local y concreta, hacia el resto de la globalidad.

Desde el comienzo de las acampadas, las personas que allí han participado y siguen participado han iniciado una lucha fundamentalmente de lo concreto, de lo local. La revolución aquí y ahora, en nuestra realidad. Se han creado mil comisiones que poco tienen que ver, o al menos es difícil encontrar la conexión, con los principios por los cuáles muchos ciudadanos y trabajadores salieron a protestar el 15 de Mayo. Además, bajo mi punto de vista, se han ligado con error la creación de estas nuevas redes locales de participación al destino de las acampadas, convirtiendo las acampadas en un fin y no en un medio.

Algunos redactamos y leímos un manifiesto/propuesta desde la crítica al devenir que sufría entonces la acampada de Murcia (al decir entonces parece que estoy hablando de meses atrás, y en realidad estoy hablando de hace dos semanas, con la revolución todo se acelera, y lo que antes duraba meses, ahora se consigue en semanas). Este manifiesto venía a incidir en tres ideas fundamentalmente, trabajar en la creación de una estructura de participación en la que la asamblea general sea el centro de la toma de decisiones, extender esta estructura a los barrios desligándola de la existencia o no de la acampada, búsqueda de un consenso de mínimos estatal que permita aglutinar en torno a ellos el mayor número de personas posibles.

He comprobado con satisfacción como la acampada de Murcia, aunque inicialmente se sintió atacada con este manifiesto/propuesta, ha empezado a recoger y poner en práctica dos de las ideas que allí se planteaban. A saber, están mejorando sustancialmente la estructura de participación y funcionamiento poniendo a la asamblea general en el centro de la toma de decisiones y han comenzado a promover las asambleas de barrio. Sigo pensando que la acampada debería disolverse lo antes posible y mantener las asambleas de forma periódica, pero estos pasos hacia adelante me vuelven a reconciliar con un movimiento que estaba perdiendo su razón de ser.

Aún queda el consenso de mínimos, unos principios generales que nos sirvan de referente a todos. Yo he sido muy crítico con la actitud excesivamente localista de las acampadas, pero después de reflexionar en este sentido estos últimos días, creo que las acampadas están cumpliendo muy bien su labor en el conjunto de la lucha, crear redes locales de participación. Ambas vías, la vía local y concreta y la vía global y generalista son necesarias. Debemos entonces completar esta lucha local con principios generales de actuación que reúnan a su alrededor al mayor número de voluntades posibles, para luego a través de estas redes locales llevarlos a lo concreto, a lo práctico, adaptados a cada realidad.

En la búsqueda de estos consensos hay que tener en cuenta también los contextos globales, es más, lo importante es comprender y estudiar como nos afectan estas dinámicas globales. En mi opinión, es el sistema económico global el causante de esta falta de democracia y de justicia social. Desde los mercados se dirigen las políticas de los países chantajeándolos con la deuda soberana, haciendo que las pérdidas causadas por la especulación desmedida y salvaje sean pagadas y socializadas entre los que menos culpan tienen, los que menos (de todo) tienen. Este sistema económico global actúa en todo el planeta, y aunque pensemos que nada nos conecta con el Norte de África y Oriente Próximo, no es ni más ni menos que la misma causa que se manifiesta de formas diferentes en realidades diferentes. Ellos buscan democracia, nosotros buscamos más participación en la democracia que tenemos; pero las dos realidades buscan el mismo fin, evitar que unos pocos se enriquezcan a costa del bienestar de la mayoría. Y esos pocos son los mismos para ellos que para nosotros. La causa es global, la revolución debe ser global.

Leyendo los ocho puntos de Democracia Real Ya [1], si nos paramos solamente en los encabezados, nos daremos cuenta que son principios generalistas válidos no solamente para España, sino que podrían ser aplicados seguramente en cuasi cualquier país occidental.

Volemos entonces con nuestra imaginación en estos tiempos en lo que todo es posible y realizable hacia todos los lugares de Europa, el consenso de principios europeo no solamente es posible, sino que es necesario para que la lucha concreta que llevamos a cabo en las plazas de toda España llegue a buen fin. Derribemos de una vez las estúpidas fronteras imaginarias para hermanarnos de una vez con los trabajadores de todos los lugares de este continente. Hagamos real la consigna que nació en Grecia, Peoples of Europe, Rise Up!, los primeros que entendieron que solamente desde un sentimiento global y general de cambio, podremos realizar en lo concreto y lo práctico nuestros sueños.

El 15 de Octubre, fecha posible para una manifestación global convocada por Democracia Real Ya, es una buena oportunidad para encontrarnos con el resto de países. Salgamos todos bajo los mismos principios, no estamos tan lejos unos de otros.

Pedro Luis López Sánchez – Twitter @estrateglobal

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[1] Democracia Real Ya, Propuestas, http://www.democraciarealya.es/?page_id=234

martes, 31 de mayo de 2011

Manifiesto #quedadatuitera15m #acampadamurcia

Este es el manifiesto que hemos elaborado un grupo de personas como fruto de #quedadatuitera15m, un punto de encuentro, reflexión y crítica constructiva sobre el 15m y en particular sobre #acampadamurcia.

Ha sido leído íntegramente en asamblea general. Es de libre difusión.

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Quienes somos
  • Somos un grupo de personas afines al movimiento 15m. No estamos acampados, pero sí indignados. Algunos participamos o hemos participado en grupos de trabajo o comisiones de acampadamurcia, otros colaboramos o hemos colaborado apoyando, recopilando o difundiendo información por internet. Y todos seguimos interesados en continuar colaborando en el movimiento 15m en el que estamos involucrados desde el primer día. 
  • Hemos sido participes de esta asamblea en mayor o menor medida, siempre dentro de nuestras posibilidades, hemos continuado los debates por twitter y otros medios en internet, intentando que llegase nuestra opinión a todos, ya que algunos no podían asistir regularmente a las asambleas. Después de algunas discusiones hemos venido a exponer algunas de las ideas que hemos llegado a consensuar entre nosotros.
  • Tenemos la convicción de formar parte de una asamblea de la que todos nos sentimos miembros y partícipes. Nos mueve un espíritu crítico y constructivo, por ello hemos decidido subir aquí para presentaros una propuesta que esperemos que sirva para la reflexión y la evolución de un movimiento del cuál todos somos una pequeña parte.
Por qué estamos aquí / qué queremos
  • Estamos hoy aquí, en primer lugar, para reconocer y agradecer el trabajo desinteresado de los acampados y de los miembros de las diferentes comisiones que componen acampadamurcia.
  • Apoyamos la acampada y ante posible desalojo o desmantelamiento, creemos imprescindible fijar objetivos y prioridades realistas que nos permitan unir esfuerzos para conseguir los cambios que todos queremos.
  • Apoyamos la celebración de asambleas periódicas independientemente de la continuidad o no de la acampada que permitan mantener vivo este movimiento que estamos creando entre todos los indignados, acampados y no acampados. No queremos que muera, queremos que tenga éxito más allá de la existencia de la acampada.
  • El día 15 de Mayo tomamos la calle 10.000 personas unidas por un manifiesto, ¿por qué no somos ahora esa misma cifra de gente que salió a la calle aquel día? Creemos que es posible y necesario que toda esa gente apoye el movimiento.
Objetivos del movimiento y consenso de mínimos 

Para conseguirlo, proponemos los siguientes objetivos:
  • Informar a la ciudadanía de los principios del movimiento con un consenso de mínimos aprobado mediante votación en asamblea  promocionando la participación y su integración en el mismo.
  • Llevar los principios del movimiento a los barrios, pedanías y al resto de municipios de la región, promocionando la constitución de nuevas asambleas vecinales y de barrio.
  • Coordinarnos con las asambleas de otras ciudades y realidades, incluyendo y sobre todo las de otros países. Unos principios comunes al resto del movimiento en otros lugares son fundamentales.
Acordar un consenso de mínimos respecto a nuestras reivindicaciones, como han hecho ya en otras acampadas. Consenso de cuatro líneas de debate en acampada sol:
  • Reforma electoral encaminada a una democracia más representativa y de proporcionalidad real y con el objetivo adicional de desarrollar mecanismos efectivos de participación ciudadana.
  • Lucha contra la corrupción mediante normas orientadas a una total transparencia política.
  • Separación efectiva de los poderes públicos.
  • Creación de mecanismos de control ciudadano para la exigencia efectiva de responsabilidad política.
Qué proponemos
  • Votación en asambleas, hay gente que dice que es imposible, hagamos la prueba como en otras acampadas: ¿Queremos mantener vivo este movimiento? Los que estén en desacuerdo que crucen los brazos, por ejemplo. ¿Nadie los cruza? ¿Solo dos o tres? Bien, entonces hay consenso.
  • La creación de nuevas comisiones y los trabajos de las comisiones deberían ser refrendados aquí, en la asamblea general. De esta forma conseguiremos sentirnos todos un poco más partícipes y practicaremos la democracia real y participativa entre todos. 
  • Cualquier persona que participe en la asamblea general podrá realizar propuestas que serán votadas en las asambleas por el resto de la gente.
  • Las acciones deberían ir encaminadas solamente a la consecución de los objetivos del movimiento planteados.
  • Una organización que empiece a funcionar independientemente de que siga o no la acampada, llevando a cabo otras acciones de presión social y de participación ciudadana mediante asambleas periódicas permanentes de máxima representatividad.
  • Colaboración, adhesión y consenso máximo con otras plataformas del movimiento en España.
Dicho todo lo anterior, nos gustaría realizar una pequeña acción, a modo de experimento. Juguemos todos a que hacemos una votación en asamblea pero con una salvedad: que levante la mano quien NO esté de acuerdo con el punto a votar. Vamos con los puntos a poner en consideración del pueblo soberano:
  • ¿Quién NO está de acuerdo en tener voz y participar en la toma de decisiones, mediante el voto en la asamblea general?
  • Preguntar por cada punto de los consensuados en la acampada de Sol individualmente y aclarando que quien NO está de acuerdo es quien debe levantar la mano.
Agradeciendo vuestra colaboración en nuestro pequeño experimento, queremos pedir que esto se incluya en el acta de la asamblea.

Para terminar, nos gustaría invitar a todos, presentes "en cuerpo" y presentes por cualquier otro medio, a dedicar/compartir un tiempo para la reflexión. Una reflexión sincera y profunda que nosotros ya hemos decidido emprender y que mantenemos a cada momento. Una reflexión que nos ayude, como individuos, a entender, en toda extensión de la palabra, hasta dónde debemos defender todas nuestras ideas/necesidades personales en pro del bien común.

Decía Goethe: "No preguntemos si estamos plenamente de acuerdo, sino tan sólo si marchamos por el mismo camino."

Todos quienes creemos en esto que intentamos llevar adelante creemos, de una forma o de otra, en la gran belleza de lo ocurrido. Por favor, tengamos siempre presente lo que dijo el poeta noruego Henrik Ibsen: "La belleza es el acuerdo entre el contenido y la forma."

Muchas gracias por ser y por estar.

Murcia, treinta de Mayo de 2011
#quedadatuitera15m

sábado, 28 de mayo de 2011

El peligro de La Ola en #acampadamurcia

La propuesta es clara, la Asamblea General de la Acampada de Murcia debe ser la única con poder de decidir y las comisiones deben ser únicamente órganos de propuesta y ejecución. Digan lo que digan, yo he estado allí, y en los últimos días nada, absolutamente nada se ha votado en la Asamblea General y todas las decisiones se han tomado en las comisiones. Lo único que se ha hecho en los últimos días en Acampada de Murcia es arengar a las masas para que aplaudan las intervenciones de los ponentes, actitudes más propias del fascismo que de los que nos alzamos el 15 de mayo en busca de más democracia, participación y transparencia.

Ayer 27 de Mayo usé el micro abierto para advertir de está situación, desgraciadamente la propuesta que hice ni siquiera ha sido reflejada en el acta de este día publicada en el blog de la acampada. Os dejo el texto de mi intervención.

Por favor, reflexión.

¿Alguien ha visto la película de La Ola? ¡Vamos!, animaros, que aquí no se viene solamente a escuchar y a aplaudir o hacer gestos, también se viene a participar.

A los que la habéis visto me alegro de ello, a los que no, os la recomiendo. La película trata de un profesor que imparte clases a adolescentes en un pueblecito de Alemania. En el trascurso de una clase plantea a los alumnos la siguiente cuestión, ¿creéis que el fascismo se podría dar en nuestra época?, ¿ahora en Alemania? Los alumnos obviamente pues respondieron lo que seguramente muchos de nosotros hubiéramos respondido, que no, que era imposible, que estamos en democracia, ... Ante esta respuesta el profesor decide hacer con los alumnos un experimento sociológico, les hace formarse como grupo, con unos ideales, unos símbolos como esta camisa blanca y el gesto y al final, bueno, no voy a contar el final por si alguien quiere verla pero demuestra lo fácil que movimientos tan despreciables como el nazismo y el fascismo pueden darse en la actualidad. La película está basada en hechos reales.

Voy a intentar transmitiros una reflexión que llevo haciendo estos días atrás y bueno, he decido armarme de valor para plantarme aquí y decirla en voz alta. Seguramente diré cosas que os gusten más y otras que os gusten menos, si dijera algo que os gustara mucho os pediría que no aplaudieseis ni hicieseis gestos, solo quiero que escuchéis durante 3 o 4 minutos.

No se si conocéis como surgió el fascismo en Italia, pero nació de movimientos sociales, nació de movimientos de trabajadores, y en época de crisis, como lo que está sucediendo ahora. Mussolini se ve que era un ser atrayente, hasta Gandhi, el Gandhi del que todos hemos oído hablar, después de una visita a Italia dijo de él que era un verdadero superhombre, alguien inalcanzable. Y sin embargo fijaros en todo el dolor y el sufrimiento que generó el fascismo y el nazismo.

Es fácil dejarse llevar por las arengas, por el fervor de la lucha; pero la línea que nos separa del fascismo es más delgada de lo que parece. Con esto no quiero decir que esté ocurriendo en este momento, es más, la organización de la acampada me merece un gran respeto por la gran labor que están realizando, lo mejor que saben y de forma desinteresada. No, pero muchos subirán aquí donde estoy yo, y seguramente en un primer momento tendrán buena voluntad, y los reconoceréis porque dirán que confiéis en ellos, que ellos saben como poner en su sitio a los políticos, que tengáis paciencia que acabaremos con ellos, y por qué no, que los pasaremos a todos por la guillotina. Tenéis que recordad que el verdadero ser del revolucionario parte de un amor profundo al ser humano, de un humanismo radical, y no del odio. Hay que estar atentos porque quizás, cuando nos demos cuenta ya no se pueda rectificar.

La única vacuna contra esto es que seamos críticos con todo lo que acontece a nuestro alrededor y no nos dejemos llevar. Tenemos que pensar todos, aquí y ahora por qué estamos aquí, que nos ha traído hasta aquí, que es lo que nos motiva a estar aquí y actuar en consecuencia con ello. Yo os voy contar que me ha traído hasta aquí, me ha traído el ansía de democracia, participación y de transparencia.

Volviendo con Gandhi, él dijo que no hay camino para la paz, que la paz es el camino; y yo diría que la democracia no está allí lejana y debemos alcanzarla, no, sino más bien que la democracia, la participación y la transparencia son en sí mismas el camino. No podremos gritar a la sociedad que queremos todos estos principios, que confiamos en ellos, que creemos en ellos, si no hacemos gala de esta democracia, aquí, en esta plaza, ahora, entre todos.

Sed muy celosos con estos principios, sed muy críticos, que no os los roben, tened siempre presente que os trajo aquí y actuad en consecuencia. Esto es corresponsabilidad de todos.

Como seguramente estos conceptos que acabo de transmitir son un poco abstractos, para llevarlos a la práctica, para que practiquemos en esta plaza la democracia, la participación y la transparencia, propongo que las conclusiones y las acciones de las comisiones, la creación de nuevas comisiones y los comunicados de la acampada deban ser debatidos y votados aquí, en esta asamblea general, antes de ser llevados a la práctica.

El gesto de levantar o no la mano en señal de voto es lo que realmente da miedo, es lo que realmente tiene fuerza. Aplaudir y gritar, bueno, está bien, te hacen identificarte con una idea, pero no deja de ser como espectador de un espectáculo, de un show, como cuando se aplaude a un equipo de fútbol en el estadio. Pero alzar la mano en señal de voto no solo te hace ser partícipe, sino que te hace ser corresponsable de lo que se vota, adquieres un compromiso con lo votado.

Yo, entre otras razones, pero principalmente, salí el 15 de mayo y vengo aquí para poder decidir nuestro futuro colectivo, entre todos. Hagámoslo realidad, aquí, ahora, ya.

Gracias.”