"En efecto. Vivimos una crisis del sistema donde todo está interconectado. La crisis es financiera, económica, climática, alimentaria, migratoria. Una crisis que toca la gestión mundial, porque no hay ninguna institución mundial que goce de real credibilidad. El G20 no es más legítimo que el G8. Y las Naciones Unidas no logran jugar el rol previsto por su Carta.

Es verdad que esta crisis es el producto del avance de la desregulación, pero está también ligada al mismo sistema. El mensaje del FSM deberá ser aún más claro que cuando nació hace 10 años. Subrayar la necesidad de la globalización de la resistencia y de las alternativas para proponer un sistema alternativo al sistema capitalista patriarcal globalizado.

Los que se reúnen en Davos siguen por el momento con la capacidad de lanzar ofensivas contra los “de abajo”. Estos, están poco a poco superando su fragmentación –aunque con dificultades- para progresar en la dirección de ofrecer una alternativa global que es más que necesaria. Y pienso que la solución no pasa por reformar el actual sistema sino claramente contra éste."

Eric Toussaint, presidente del Comité por la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo. Foro Social Mundial (FSM)

domingo, 7 de octubre de 2012

Carta a los trabajadores



Queridos trabajadores,

Llevo alguna semana pensando en escribiros una carta y por fin hoy me he decidido. Sinceramente, aunque he pensado mucho en esta carta, no se muy bien al final como saldrá; quizá algo melodramática, exagerada, o puede que sencilla y llana, quién sabe. De lo que podéis estar seguros es que la escribo desde el convencimiento de que vosotros, y solamente vosotros, tenéis la solución a estos tiempos que nos ha tocado vivir.

Trabajadores, se que la mayoría de nosotros (me incluyo) lo que queremos es trabajar, tener un sueldo a final de mes que nos permita vivir dignamente, disfrutar de nuestras familias, tener nuestros pequeños momentos de ocio, quizá unas vacaciones y no calentarnos demasiado la cabeza. Desgraciadamente, esto ya no es posible para muchos de nosotros, sea porque una buena parte ha perdido el trabajo, sea porque nos solidarizamos con aquellos que sufren.

La justificación para los despidos, EREs, recortes, … es que no hay dinero. Pero el dinero si existe, el problema es que se destina en otros menesteres. El problema son los 90.000 millones de euros de fraude fiscal, son los 220.000 millones de euros que han salido de nuestro país en el primer semestre de 2012, son los 11.000 millones de euros que el Estado prestó a los bancos en 2010 y 2011 que reconoce ya como una cantidad irrecuperable, el problema son los entre 40.000 y 60.000 millones de euros que costará el rescate a la banca, que coincide con el recorte de los Presupuestos Generales para el 2013, y el problema es el cuarto o tercio de estos Presupuestos Generales para el 2013 que se va solo en el pago de los intereses de la deuda, casi 40.000 millones de euros que gozan de prioridad de pago absoluta gracias a la reforma de la Constitución que realizaron PP y PSOE en el 2011. Y de todo esto los trabajadores no tenemos responsabilidad alguna.

Trabajadores, sabed que todo el esfuerzo realizado por nuestros abuelos, abuelas, padres y madres en la construcción de un futuro para las siguientes generaciones lo están desmantelando a marchas forzadas.

Ante esta situación, algunos, sobre todo jóvenes, se han echado a la calle para denunciar esta injusticia, pacíficamente. La respuesta ha sido la represión, cuyos niveles están llegando a cotas insospechadas: palizas, acoso por reunirse y hablar de política, encarcelamientos preventivos, criminalización de la protesta pacífica, brutalidad policial injustificada. No lo podemos permitir. Están dando la cara por todos nosotros (en algunos casos literalmente) y encima tienen que soportar ciertos mensajes que hablan de infantilismo en sus proclamas y falta de experiencia en sus protestas. Que yo sepa, hasta ahora, la lucha obrera organizada a lo máximo que ha llegado es a organizar una comparsa multicolor por Madrid carente de mensaje y de contenido reivindicativo. Tampoco he visto a la lucha obrera organizada condenar la violencia policial sobre las protestas, no solo con palabras, si con presión y hechos, con huelgas. Aún así, se que la lucha obrera organizada es imprescindible para intentar revertir esta pérdida continúa de nivel de vida y derechos.

Trabajadores, en las manifestaciones he podido observar a jóvenes aún imberbes gritar “que viva la lucha de la clase obrera”. Pero ellos no saben aún lo que significa esa proclama; no han experimentado el miedo a perder tu trabajo, no por ti, sino por aquellos que te esperan en casa, no saben lo que es no cobrar dos meses y aguantar porque irse al paro es peor opción si cabe, no saben lo que es tragarse tu orgullo y agachar la cabeza una y otra vez para conservar tu puesto de trabajo, no saben lo que es que un hombre de 50 años llegue llorando a casa porque lo han presionado entre cinco jefes en un despacho de personal de El Corte Inglés para que firme los domingos, no saben lo que es echar horas extras, horas que te quitan de estar con tu familia, y no cobrarlas, no saben el sufrimiento y el sin vivir que significa esperar el pago de tu nómina y rezar porque no sea después del pago de la hipoteca, no saben lo que es estar parado cuando eres una de las cabezas de familia. No, no lo saben aún, no saben lo difícil que es superar este miedo, este miedo que existía ya antes de la crisis, organizarse y luchar, con la responsabilidad que conlleva no solo contigo mismo, sino con aquellos que dependen de ti. Aún así, debemos reconocerles la valentía y la lucha que realizan también por nosotros.

Trabajadores, no nos queda otra. La presión en la calle no es suficiente, los de arriba tienen dinero, medios, cuerpos represivos y medios de comunicación. Están machacando y criminalizando a nuestros jóvenes y no tan jóvenes, nuestros hermanos, hijos, conocidos, amigos, primos y en algunos casos padres y madres; a nuestros compañeros y compañeras. Uno lee historia y se asusta, se da cuenta que en el momento histórico y en el lugar donde los trabajadores no han luchado, no se han organizado o han sido derrotados las consecuencias han sido desastrosas para todos y todas. Sí, me estoy refiriendo al periodo entre guerras.

Son momentos difíciles, nos han enseñado a que miremos por nosotros mismos, pero la única manera que conozco de hacer presión a los poderosos, y deseo enormemente que si alguno sabe de otra forma me lo comunique, es parando la producción, transporte y distribución, junto a la promoción de un frente común para formar un gobierno del pueblo y para el pueblo; y para esto hay que organizarse. Se que la mayoría de nosotros trabajamos para pequeños y medianos empresarios, buena gente en general que también lo está pasando mal y que tampoco tienen culpa de lo que está sucediendo. Las huelgas no serán contra ellos y ellos podrán sumarse a las mismas, hablad con ellos, explicadles que ellos también pueden ayudar, aún así, estos pequeños y medianos empresarios tendrán que decidir de que lado se posicionan, si ayudando o represaliando a los trabajadores que van a la huelga, si de parte de sus trabajadores o de parte de los grandes empresarios y banqueros.

Trabajadores, organizaos, montad asambleas, hablad de vuestras situaciones con vuestros compañeros, sindicaos, si vuestros delegados sindicales no sirven, cambiadlos, si vuestras cúpulas sindicales no sirven, presionadlas, aquellos que os sintáis con fuerza, militad. Acudid a las manifestaciones con vuestros compañeros de trabajo. Se que las centrales sindicales carecen de credibilidad entre algunos de nosotros, pero es así porque son débiles, usad estas estructuras para organizaros, no solamente en vuestras empresas, sino en vuestros respectivos sectores. En definitiva, trabajadores, es momento de perder el miedo porque el futuro es si cabe peor.

Tenemos una tarea por delante, presión en la calle, lucha en los centros de trabajo y formación de un gobierno del pueblo y para el pueblo; solamente hay que decidirse a emprenderla.

Sin más, recibid un cariñoso abrazo de un compañero.

¡Que viva la lucha de la clase obrera!

Pedro Luis López Sánchez