"En efecto. Vivimos una crisis del sistema donde todo está interconectado. La crisis es financiera, económica, climática, alimentaria, migratoria. Una crisis que toca la gestión mundial, porque no hay ninguna institución mundial que goce de real credibilidad. El G20 no es más legítimo que el G8. Y las Naciones Unidas no logran jugar el rol previsto por su Carta.

Es verdad que esta crisis es el producto del avance de la desregulación, pero está también ligada al mismo sistema. El mensaje del FSM deberá ser aún más claro que cuando nació hace 10 años. Subrayar la necesidad de la globalización de la resistencia y de las alternativas para proponer un sistema alternativo al sistema capitalista patriarcal globalizado.

Los que se reúnen en Davos siguen por el momento con la capacidad de lanzar ofensivas contra los “de abajo”. Estos, están poco a poco superando su fragmentación –aunque con dificultades- para progresar en la dirección de ofrecer una alternativa global que es más que necesaria. Y pienso que la solución no pasa por reformar el actual sistema sino claramente contra éste."

Eric Toussaint, presidente del Comité por la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo. Foro Social Mundial (FSM)

viernes, 9 de agosto de 2013

Sociología, un peso muerto

No salgo de mi asombro, este Estado está lleno de aspirantes a Gramscis. Un sencillo artículo de Pablo Iglesias /1, que calificaría de aportación sociológica mas que marxista, ha provocado una serie de artículos en respuesta (por ejemplo el de Nega /2) que, más que un intercambio de razonamientos para dar salida a esta situación de reflujo en la que nos encontramos, parece una competición a ver quién tiene la mejor caracterización de que es la clase obrera; competición que tiene más de egolatría que de reflexión colectiva con vistas de transformación social.


Que si la clase obrera son “los de abajo”, que si la clase obrera son los padres, que si la clase obrera son los reyes magos, ¡ya está bien! Haceos a la idea, la clase obrera no existe, al menos no objetivamente. Lo único objetivo es la lucha de clases, lucha de clases que viene dada porque hay una minoría que ostenta la propiedad sobre los medios de producción y la controla en beneficio fundamentalmente propio, y una mayoría, que son los expropiados, que no tienen en su poder dichos medios para su subsistencia y necesitan vender su fuerza de trabajo para vivir, lo que provoca grandes desigualdades y la acumulación de riqueza en unas pocas manos. Ahora, para que esta mayoría se constituya en clase para sí, homogénea y organizada, va un recorrido muy largo.

La clase obrera es una construcción histórica provocada por la lucha de clases, construcción que en ciertos momentos históricos se verifica su existencia, en otros se desdibuja, es derrotada, desaparece, vuelve a aparecer divida en diferentes clases que podrían converger, etc. Es una realidad subjetiva, no viene dada, se construye en base a la concienciación sobre la lucha de clases; construcción que se ve avivada cuando esta lucha de clases se muestra sin caretas, en las crisis de hegemonía de una clase sobre el resto.

Intentar representar la clase obrera como una construcción en base solamente a causas objetivas es absurdo. Porque podríamos decir, la clase obrera son todos aquellos que cobran un salario, o todos aquellos que se ven obligados a vender su fuerza de trabajo para subsistir y no tienen control sobre el trabajo que desempeñan, un trabajo enajenado o alineado. Hay una escena en la película Novecento de Bernardo Bertolucci que nos saca del error de un razonamiento así. Cuando Olmo, campesino, vuelve de la guerra y conoce a Attila, el administrador contratado por el patrón, en una discusión sobre el reparto de riqueza, Attila le dice a Olmo «soy un soldado como tú [] trabajaremos juntos, yo te comprendo», sin embargo tanto Olmo como el resto de campesinas de la escena comprenden que no son la misma cosa, Attila no es clase obrera por mucho que cobre un salario. Porque la clase obrera es una construcción subjetiva, de conciencia del rol que se desempeña dentro de la lucha de clases, no solamente objetiva.


El debate no debería ser quién o no es clase obrera, sino en base a qué sectores construir dicha clase. Porque no nos engañemos, la clase obrera no se construye sola ni espontáneamente, tampoco es homogénea (al menos inicialmente) ni todos los sectores productivos y/o precarios van al unísono, hay unos sectores más avanzados y otros que van más a la zaga, incluso habrá algunos sectores que deriven a posiciones más conservadoras o reaccionarias. La tarea principal es por lo tanto organizar, homogeneizar esta fuerza, prepararla, hacerla avanzar. En palabras del propio Gramsci:

«[...] Pero la observación más importante que se puede hacer a propósito de todo análisis concreto de la correlación de fuerzas es que estos análisis no pueden ni deben ser fines en sí mismos (a menos que no se escriba un capítulo de historia del pasado) sino que sólo adquieren significado si sirven para justificar una actividad práctica, una iniciativa de voluntad. Muestran cuáles son los puntos de menor resistencia donde puede aplicarse con mayor fruto la fuerza de voluntad; sugieren las operaciones tácticas inmediatas; indican cómo se puede plantear mejor una campaña de agitación política, qué lenguaje entenderán mejor las multitudes, etc. El elemento decisivo de toda situación es la fuerza permanentemente organizada y dispuesta desde hace tiempo que se puede hacer avanzar cuando se considera que una situación es favorable (y sólo es favorable en la medida que esta fuerza existe y está llena de ardor combativo); por esto la tarea esencial es la de procurar sistemática y pacientemente formar, desarrollar, hacer cada vez más homogénea, más compacta y mas consciente de sí misma esta fuerza. [...]» /3
Una de las aportaciones más adecuadas a este debate ha sido la de la Coordinadora de Informática de CGT /4. Elaboraron una estrategia sindical para hacer crecer la conciencia de clase en el sector, un sector, como ellos muy bien destacan, con un profundo elitismo de clase; la han aplicado durante algunos años y han obtenido grandes resultados (grandes resultados en comparación al panorama general). Y ahora justamente dicen: esto nos ha funcionado a nosotros, ¿por qué no seguimos con esta línea en otros sectores? Estando en general de acuerdo con la estrategia sindical de organización desde la base independientemente del centro de trabajo al que se pertenezca, habría que preguntarse si efectivamente el sector informático es un sector clave que arrastre a otros sectores y si la estrategia utilizada es exportable teniendo en cuenta que los informáticos cuentan con la ventaja de ser de los pocos profesionales difícilmente sustituibles masivamente y en un periodo corto de tiempo, evitando así amenazas de despidos masivos ante convocatorias de huelga. También habría que cuestionar si la clase obrera debe ser organizada a partir de la realidad de los centros de trabajo, centros de trabajo que en su mayoría cuentan con pocos trabajadores (en el 2010 aproximadamente el 95% de las empresas contaban con menos de 10 trabajadores /5), y teniendo en cuenta también que existen experiencias fuera de los centros de trabajo que están funcionando, como la PAH. Este debería ser el debate; como llegar, que lenguaje usar, donde, a quienes, por donde empezar, …


Pero sin duda lo más preocupante es la falta de compromiso militante, este tic tan característico de la actual hegemonía individualista neoliberal de llevar la conciencia de clase desde la independencia y la autonomía, “desde afuera” no solamente de la propia lucha económica, incluso "desde afuera" del propio movimiento social obrero. Como decía, este Estado parece estar lleno de aspirantes a Gramscis con ciertos toques de egolatría. Déjenme aclararles algo, Gramsci siempre partió su reflexión teórica desde la más activa militancia política, desde dentro del movimiento social de la clase trabajadora y sus organizaciones; para analizar, una vez en la cárcel, la derrota que supuso el ascenso del fascismo y a partir de ahí concluir como se debería recomponer el partido y por ende la clase obrera.

El debate teórico es necesario, pero igual de necesario es la militancia política en el interior del movimiento social obrero organizado. Estas reflexiones teóricas, si se tienen al externo de las organizaciones a través de las cuales se debe construir y homogeneizar la clase trabajadora («el partido en el gran sentido histórico de esta palabra» /6), se quedan en simples postulados sociológicos. Y la sociología, como la indiferencia, es un peso muerto para la tarea revolucionaria.

Pedro Luis López Sánchez, @estrateglobal

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1/ ¿Quiénes son los de abajo?, Pablo Iglesias, Público, http://blogs.publico.es/pablo-iglesias/291/quienes-son-los-de-abajo/

2/ La clase obrera hoy: canis e informáticos (Respuesta a Pablo Iglesias), Nega, Kaosenlared, http://www.kaosenlared.net/colaboradores/item/63046-la-clase-obrera-hoy-canis-e-inform%C3%A1ticos-respuesta-a-pablo-iglesias.html

3/ Extracto de “Análisis de las situaciones. Correlaciones de fuerzas”, El Príncipe Moderno, Antonio Gramsci.

4/ Quienes trabajamos en informática somos clase obrera. Aportación al debate abierto por Nega y Pablo Iglesias, Coordinadora de Informática de CGT, http://www.cgtinformatica.org/content/quienes-trabajamos-en-inform%C3%A1tica-somos-clase-obrera-aportaci%C3%B3n-al-debate-abierto-por-nega-y

5/ Demografía armonizada de empresas, Instituto Nacional de Estadística, año 2010, http://www.ine.es/jaxi/menu.do?type=pcaxis&path=%2Ft37%2Fp204&file=inebase&L=0

6/ En una ocasión, el poeta amigo de Marx, Ferdinand Freiligrath (1810 - 1876), le hizo un reproche sobre la estrechez partidaria de una organización política puntual de Inglaterra. En una carta del 29/2/1860, Marx le responde: «Yo siempre he entendido por partido, el partido en el gran sentido histórico de esta palabra».

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