"En efecto. Vivimos una crisis del sistema donde todo está interconectado. La crisis es financiera, económica, climática, alimentaria, migratoria. Una crisis que toca la gestión mundial, porque no hay ninguna institución mundial que goce de real credibilidad. El G20 no es más legítimo que el G8. Y las Naciones Unidas no logran jugar el rol previsto por su Carta.

Es verdad que esta crisis es el producto del avance de la desregulación, pero está también ligada al mismo sistema. El mensaje del FSM deberá ser aún más claro que cuando nació hace 10 años. Subrayar la necesidad de la globalización de la resistencia y de las alternativas para proponer un sistema alternativo al sistema capitalista patriarcal globalizado.

Los que se reúnen en Davos siguen por el momento con la capacidad de lanzar ofensivas contra los “de abajo”. Estos, están poco a poco superando su fragmentación –aunque con dificultades- para progresar en la dirección de ofrecer una alternativa global que es más que necesaria. Y pienso que la solución no pasa por reformar el actual sistema sino claramente contra éste."

Eric Toussaint, presidente del Comité por la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo. Foro Social Mundial (FSM)

lunes, 28 de febrero de 2011

La rebelión árabe y la revolución permanente

En resumen, los comunistas apoyan por doquier todo movimiento revolucionario contra el régimen social y político existente”
IV Actitud de los comunistas ante los diferentes partidos de oposición, Manifiesto comunista, Marx y Engels

Antes de empezar quisiera destacar la lección de humanidad, sensibilidad y solidaridad que nos está dando el pueblo árabe a esta vieja Europa y al socialismo latinoamericano, ese mismo pueblo árabe que nos han vendido como extremista y terrorista, que aún en la adversidad de la situación de sus propios países son capaces de ofrecer ayuda a los desplazados provenientes de Libia con los pocos medios que tienen, sin quejarse.

Asisto estupefacto a como un dogma se extiende y contamina toda concepción marxista respecto a Libia, porque la causa a defender es la de “Gaddafi es nuestro hombre”. En estos últimos días he leído, escrito, reflexionado y debatido; y cuando se analiza en profundidad la teoría de la conspiración en Libia al final se llega a un muro infranqueable. A saber, si la OTAN entrara en Libia “Gadafi sería nuestro hombre, todo es un montaje organizado por el imperio para derrocarlo y hacerse con el petróleo libio”.

Analicemos primero los postulados de esta teoría de la conspiración para intentar llegar al fondo de la cuestión, la defensa a toda costa del nacionalsocialismo (como llamaba Trotsky a los postulados de Stalin, el socialismo en un solo país [1]) haciendo uso para ello de la causa antiimperialista.

Libia es otra Venezuela” [2]. El análisis de la teoría de la conspiración comienza con el petróleo. Como todos sabemos Libia es un gran productor de crudo y por lo tanto susceptible de ser controlada y/o invadida por el imperio. Por ello interpretan que todo lo que está ocurriendo en Libia obedece a un complot del imperio para hacerse con el control del petróleo libio. ¡Como si las multinacionales del petróleo no estuvieran ya en suelo libio! ¡Como si Gadafi no hubiera estado garantizando en la zona la estabilidad del imperio!

¿Pensáis realmente que lo que se está montando en Libia se monta desde fuera? ¿Pensáis realmente que todo lo que se está montando en el mundo árabe, no solo en Libia, se monta desde fuera? ¿Pensáis que Libia es distinto del resto de los países árabes? ¿Las revueltas en Iraq también son promovidas por el imperio? ¿Qué está buscando el imperio en Iraq con las revueltas contra sigo mismo? ¿Estáis intentando defender que todo lo que pasa en el mundo árabe es distinto a Libia? ¿O por el contrario estáis defendiendo que todo lo que pasa en el mundo árabe es un complot mega mundial?

Responder a todas estas preguntas haciendo uso de la citada teoría de la conspiración solamente llega a un punto, a la contradicción y al absurdo. No reconocer las causas globales que están entrando en juego en Libia nos lleva a la teoría de la conspiración y al error. El pueblo Libio se alza en su ámbito local por causas en su mayoría globales, alza de los precios de los alimentos, paro, falta de futuro de la juventud, ausencia de derechos sociales. Es una rebelión de los árabes en contra de sus sistemas semi feudales por razones esencialmente globales.

Otro postulado viene a afirmar que la manipulación de la información proveniente de Libia demuestra la mano del imperio en un plan magistral para hacerse con el petróleo de la zona [3]. Es obvio que los países occidentales intentan posicionarse junto con el caballo ganador, una vez que han comprobado que el régimen libio no iba a poder reprimir las revueltas. Es obvio que una vez apostado por el caballo ganador van a intentar alinearse con él, manipular la información en su beneficio e interferir todo lo posible en el proceso que se está abriendo ahora en Libia. Pero todo esto no demuestra ningún plan. Demuestra que son más inteligentes, versátiles y rápidos que la izquierda europea y latinoamericana en posicionarse. Es más, en esta deriva de diferenciar Libia de Túnez y Egipto, se ha llegado a afirmar que el resto de rebeliones han sido pacíficas, lo cuál es más absurdo todavía [4]. Sin embargo, las noticias que nos llegan desde Libia son que los “rebeldes” no van a aceptar una intervención extranjera [5], información no sospechosa de ser manipulada por el imperio.

La bandera de la causa antiimperialista no es nuestra bandera, hacemos uso de ella pero no es nuestra bandera. Tenemos nuestra propia bandera, la del proletariado. Antiimperialismo es distinto que socialismo. Antiimperialismo no es construcción del socialismo [6]. Y es que tengo la extraña sensación de que ciertos silencios esconden detrás visiones y posiciones nacionalsocialistas, que se verían en entredicho si las revueltas actuales se convirtieran en una revolución global árabe. Algunos sillones se volverían tremendamente incómodos.

Llegados a este punto cabe preguntarse entonces ante qué tipo de revoluciones estamos, a donde nos pueden llevar y cual es el papel del proletariado árabe.

En primer lugar, aún con la cantidad de humo y polvo que existe todavía en el aire y que nos impide ver con claridad la situación, parece haber un patrón común en todas las revueltas árabes, y Libia no es distinta, a saber, reivindicaciones democráticas. Estamos ante revoluciones democráticas. Para centrar la situación, partimos de sistemas cuasi feudales (al menos no han “disfrutado” aún de una democracia liberal al uso) en donde ha estallado una ola de revoluciones democráticas, que aplicadas al contexto particular de cada nación nos dan las situaciones distintas que actualmente existen en Túnez (sin rumbo), Egipto (tutela del ejercito) y Libia (represión). No voy a entrar en el debate de si el proletariado está al frente o no de las manifestaciones, si está más o menos organizado, o si tardará más o menos en organizarse. Lo que debe quedar claro es que hay una ausencia total de oposición organizada, incluyendo una oposición burguesa y liberal, y desde un punto de vista marxista, la única clase que parece capaz de organizarse y satisfacer las demandas democráticas de la población es el proletariado (uniéndose para ello con otros colectivos más numerosos), la única verdaderamente revolucionaria.

En segundo lugar me gustaría señalar que no es la primera vez que ocurre, hace ya 94 años pasó algo parecido en Rusia, una revolución democrática en febrero de 1917 ponía fin al sistema zarista. Y como entonces, estamos asistiendo a rebeliones contra los gobiernos provisionales establecidos, caso de la reciente dimisión del primer ministro tunecino a causa de la presión en la calle árabe [7], o las continuas manifestaciones en Egipto. Y comparo la situación del norte de África y Oriente Medio con la Rusia de principios del siglo XX con total conocimiento de causa, pues, a pesar de las diferencias, partimos de sistema autocráticos, sin una oposición burguesa organizada, y con una población empobrecida. Siguiendo con este razonamiento, y si los postulados de Trotsky de la revolución permanente [8] se cumplen en esta ocasión, no es descabellado pensar que la izquierda revolucionaria árabe consiga organizarse y lo que ha empezado siendo una revolución democrática acabe derivando interrumpidamente en una revolución socialista y proletaria.

En tercer lugar cabe destacar el carácter global de las rebeliones que estamos presenciando. Intentar plantear la cuestión país a país, contexto a local a contexto local, bajo mi punto de vista es un error, pues las causas son esencialmente globales; crisis sistémica, subida del precio de los alimentos, paro, falta de futuro, ausencia total de derechos sociales;  todas ellas comunes a todos los países árabes. El capital se ha globalizado, globalizando consigo sus propias contradicciones pero también globalizando consigo nuevos elementos y medios de lucha. No hay que desdeñar la importancia de internet y las redes sociales en los levantamientos, pero solamente son el medio de comunicación global, en una rebeldía global (al menos en el contexto árabe), dentro de un capitalismo global, inmerso en una crisis global. Nuestros países occidentales, “democráticos”, son la minoría burguesa explotadora del mundo que condena a la pobreza y a la miseria a la mayoría de los seres humanos de este planeta. No cabiendo esperar que la burguesía se rebele contra si misma, estamos asistiendo a la constatación de una rebelión de sur a norte, de los países subdesarrollados hacia los países desarrollados. Desde un punto de vista global todo parece tener más sentido, aunque reconozco que es demasiado pronto para hablar de revolución árabe, y menos aún de revolución global.

En contraposición al razonamiento que he intentado exponer en este artículo, solamente he encontrado miedo. Miedo a la mano imperialista. Miedo a las tribus libias. Miedo a la intervención de la OTAN. Miedo a la situación de incertidumbre. Miedo a la revolución. Miedo al cambio. Olvidemos el romanticismo de las revoluciones. Las revoluciones son duras, tremendamente violentas, inciertas, crueles y dolorosas. Pero no tengamos miedo al poder de cambio de una revolución pues los que tienen que tener miedo son otros.

Visto que es uso común manipular con el miedo, voy a intentar hacerlo con la ausencia del mismo, ¿realmente tenéis miedo a que el mundo cambie?, los que os hacéis llamar socialistas, comunistas, revolucionarios, sabios o humanistas; ¿tenéis miedo?.

Peoples of Europe, rise up!
Un mundo, una revolución global

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[1] León Trotsky, La Revolución Permanente, edición Diario Público, España, 2009, p. 31


[3] El montaje de la represión de manifestantes en Libia con cazabombarderos . Nuevas mentiras para justificar la injerenCIA imperialista en el norte de África, http://antimperialista.blogia.com/2011/022301-el-montaje-de-la-represion-de-manifestantes-en-libia-con-cazabombarderos-.-nueva.php

[4] Jon Juanma, Revoluciones pacíficas, http://www.rebelion.org/noticia.php?id=123019



[7] Alma Allende, Ghanoushi cae, la Qasba sigue en pie, http://www.rebelion.org/noticia.php?id=123309

[8] León Trotsky, La Revolución Permanente, edición Diario Público, España, 2009

viernes, 25 de febrero de 2011

Crítica a la teoría del complot en Libia

Está surgiendo en la izquierda española, al menos que yo sepa, la idea de que las rebeliones concretamente en Libia se deben a un complot imperialista en la zona (leer por ejemplo El montaje de la represión de manifestantes en Libia con cazabombarderos . Nuevas mentiras para justificar la injerenCIA imperialista en el norte de África), con el fin de derrocar a Gadafi.

Yo defiendo sin embargo que lo que estamos viviendo es un alzamiento global en el mundo árabe por razones en su mayoría de carácter global y por lo tanto, Libia no puede diferenciarse del resto de países árabes. Sobre este tema ha surgido un debate en 3i en la noticia http://laboratoriodenoticias.es/spip.php?article189.

Os copio aquí un comentario mío que reproduce lo que yo defiendo en contraposición a la teoría del complot.

"¿Pensáis realmente que lo que se está montando en Libia se monta desde fuera? ¿Pensáis realmente que todo lo que se está montando en el mundo árabe, no solo en Libia, se monta desde fuera? ¿Pensáis que Libia es distinto del resto de los países árabes?

Irán apoya a los "rebeldes", ¿quiere decir esto que Irán se alinea con el imperio? ¿Las revueltas en Iraq (http://www.rebelion.org/noticia.php...) también son promovidas por el imperio? ¿Qué está buscando el imperio en Iraq con las revueltas contra si mismo?

Es que la teoría del complot se cae por si misma, ¿estás intentando defender que todo lo que pasa en el mundo árabe es distinto a Libia? ¿Libia que pasa, que es especial y por eso es distinto? ¿Me puedes explicar porque Libia es distinta a todas las demás naciones árabes en las que hay revueltas? ¿O ahora es que vas a defender que todo lo que pasa en el mundo árabe es un complot mega mundial?

¿Sabéis cual es el problema?, que no habéis superado aún la III Internacional, que seguís empeñados en ver las revoluciones dentro del contexto de un país concreto únicamente, y como con esta teoría no podéis explicar lo de Libia, entonces tenéis que recurrir a que es un complot externo. Todo con tal de negar el carácter global de lo que está pasando.

Que las revueltas en los demás países de la zona han sido pacíficas es otro absurdo, http://www.rebelion.org/noticia.php...

Entiende que antiimperialismo es distinto que socialismo. Antiimperialismo no es construcción del socialismo. Lee lo que ocurrió en Irán con el partido comunista por apoyar una línea antiimperialista que fue la de los ayatolás: http://www.rebelion.org/noticia.php...

Lo que está pasando son alzamientos en cada contexto local por motivos globales. Por eso Libia no se salva, no es un alzamiento contra Gadafi en concreto, es un alzamiento contra la subida de precios, contra el paro, contra la falta de futuro, es una rebelión al papel que hemos decidido desde occidente que tienen que jugar los países árabes.

Yo no comparo a Gadafi con Franco, lo comparáis vosotros, porque estáis actuando como los ingleses en la guerra civil, que decían "si si, la república está muy bien, pero nuestro hombre es Franco". Y vosotros estáis diciendo, "sí sí, todo esto está muy bien de la revolución global, pero nuestro hombre en la zona es Gadafi".

Como decía Trotsky, las diferencias teóricas al final se ven enfrentadas en la práctica.

Una cosa está clara, ninguno de los dos queremos ver a la OTAN, tú porque piensas que van a deponer a Gadafi, yo porque pienso que van a desarmar al pueblo y colocarán al frente a ex-miembros del gabinete de Gadafi. ¿O por qué te crees que uno de los primeros que dimitió fue el representante en la ONU?"

Los americanos son muy rápidos en manipular, controlar e intentar orientar lo que está pasando para defender sus intereses imperialistas. Sin embargo, nosotros dudamos, nos ponemos a discutir sobre si es un complot o no. Sería un error garrafal no apoyar ahora a los trabajadores/as libios.

jueves, 24 de febrero de 2011

Libia y la revolución permanente

Desde que empezaron las revueltas populares en Túnez mi posición hasta hace bien poco era de calma, cautela, porque aunque si que es cierto e innegable que las revueltas populares existen (lo digo porque ya existen voces que afirman que todo es un complot imperialista), y también es cierto que el proletariado de estos países están en cierta manera al frente de las mismas, las consecuencias inmediatas en Túnez son que dirigentes del antiguo régimen siguen en el poder y en el caso de Egipto son que han cambiado a un dictador salido de las filas del ejército para colocar al mismo ejército, manteniendo así el mismo régimen dirigido y auspiciado por el ejército. Y pronuncio tantas veces la palabra ejército refiriéndome a Egipto porque su presencia omnipresente en el proceso político de este país es igual de preponderante.

El caso de Libia me resulta distinto. Me resulta distinto porque aunque no podemos hablar de revoluciones pacíficas [1] en ninguno de los tres casos (entre otras cosas porque no creo que existan), en Libia el pueblo se ha levantado en armas contra el régimen que los oprime. Y queridos lectores, intentar ver en el régimen libio cualquier atisbo de socialismo, o, con la excusa de que se declare o se haya declarado antiimperialista de fachada (porque en el fondo, los negocios son los negocios) intentar justificar que todo está siendo parte de un complot del imperio [2], bajo mi punto de vista es no entender nada de nada y confundirlo todo, como los periodistas del mass media que aún se está preguntando que está pasando en el norte de África. Desgraciadamente las revoluciones son violentas, muy violentas. El caso libio nos demuestra que las revoluciones son violentas porque la minoría que está en el poder no lo va a dejar sin luchar, como afirmaron unos jóvenes Marx y Engels hace mucho tiempo. Incluso voy a ir un paso más allá, las revoluciones ni se predicen ni tienen una única causa ni se provocan, solamente se dirigen una vez pasado lo peor si se dejan dirigir. Y en eso estamos.

Asistimos actualmente a la mezquindad de ver como todas las potencias mundiales intentan posicionarse del lado del caballo ganador, para repito, pasado lo peor, poder influenciarlo. Así vemos como las potencias occidentales han mantenido cautela hasta que el régimen libio se desmorona a todas luces y ahora tachan de intolerable la violencia, Irán apoya ahora a los “rebeldes”, … ¿Y las potencias llamadas socialistas latinoamericanas? No saben, no contestan. Y soy de la opinión de que el socialismo latinoamericano “debería apoyar en estos momentos al mundo árabe sin reservas, adelantándose a la estrategia de las potencias occidentales, desbordadas por los acontecimientos y a las que Gadafi está dando la oportunidad de un regreso -militar quizás, pero sobre todo propagandístico- como paladín de los derechos humanos y la democracia” [3]. Apoyo sí, pero teniendo claro cuáles son nuestros principios y nuestras ideas, evitando los errores del pasado [4].

Ante la aceleración tan brutal que está teniendo la historia en Libia, quizás me esté apresurando, pero cabe preguntarse, ¿es posible que las revueltas actuales puedan derivar en una revolución socialista? Para contestar a esta pregunta intentaré hacer uso de “La Revolución Permanente” [5] de Trotsky. Esta teoría entraña tres ideas.

En primer lugar aborda el problema de la transición de la revolución democrática (fase en la que nos encontramos ahora en Libia) hacia la revolución socialista. La teoría afirma, y se vio confirmada con la revolución del Octubre rojo, que las reivindicaciones democráticas en los estados atrasados conducían a la dictadura del proletariado. En palabras de Trotsky “la democracia dejaba de ser un régimen de valor intrínseco para varías décadas y se convertía en el preludio inmediato de la revolución socialista, unidas ambas por un nexo continuo.” [6]

En segundo lugar trata la revolución socialista en sí, como proceso de transformación constante de las relaciones sociales. Para el objetivo de este artículo no cabe detenerse en este punto.

En tercer lugar se destaca el aspecto internacional de la revolución socialista. Nunca antes en la historia de la humanidad las naciones han estado más interconectadas y dependientes unas de otras como en la actualidad. Como he defendido en mi artículo “La Estrategia Global” [7] la revolución no puede ser más que global, pues el capitalismo se ha globalizado, globalizando consigo sus propias contradicciones. Es más, estoy convencido de que la revolución vendrá de abajo arriba, de sur a norte, de los países subdesarrollados a los países desarrollados. Debemos entender y analizar con detalle lo que está sucediendo, porque inevitablemente nuestras sociedades se verán afectadas por los acontecimientos. Una vez más, los hechos nos sobrepasan y nos pillan con el pie cambiado, la realidad nos supera y nos toca organizarnos a nivel internacional lo más rápidamente posible para evitar que lo que ahora empieza en Libia no se quede solamente en Libia.

Enterremos de una vez la II Internacional, la de la socialdemocracia, la que actualmente representa la deriva neoliberal de los que se declaran socialistas (en España concretamente) y la comparsa keynesiana de los que se declaran actualmente de izquierdas. Enterremos de una vez la III Internacional, la de la revolución en un solo país, debemos aprender de la experiencia de la U.R.S.S., de la deriva capitalista de China, debemos entender que Cuba se ahoga sola en este mar de tiburones capitalistas. Construyamos de lo que queda de la IV Internacional la V Internacional, socialista y comunista, revolucionaria, anticapitalista, internacionalista y radicalmente democrática.

Peoples of Europe, rise up!

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[1] Jon Juanma, Revoluciones pacíficas, http://www.rebelion.org/noticia.php?id=123019

[2] El montaje de la represión de manifestantes en Libia con cazabombarderos . Nuevas mentiras para justificar la injerenCIA imperialista en el norte de África, http://antimperialista.blogia.com/2011/022301-el-montaje-de-la-represion-de-manifestantes-en-libia-con-cazabombarderos-.-nueva.php

[3] Santiago Alba Rico y Alma Allende, Del mundo árabe a América Latina, http://www.rebelion.org/noticia.php?id=123027


[5] León Trotsky, La Revolución Permanente, edición Diario Público, España, 2009

[6] León Trotsky, La Revolución Permanente, edición Diario Público, España, 2009, p. 59

Derecho y socialismo. Ser individual vs. Ser colectivo

Publicado en Rebelion.org

Quería aportar mi granito de arena al debate surgido a partir del artículo de Carlos Rivera Lugo “El comunismo jurídico” [1], que ha suscitado tantas y tantas páginas escritas y han provocado, al menos a lo que mi persona concierne, que pase largas horas leyendo respuestas y contra-respuestas.

Mis dos últimas lecturas han sido “La miseria del Derecho” [2] del mismo Carlos Rivera Lugo y “El Derecho y la Construcción del Socialismo” [3] de Daniel Adam Blanco. Mi reflexión surge a partir de la lectura de este último artículo que he citado y que ha despertado en mí una cierta sensación de que algo no funciona, algo se está perdiendo en este cruce de ideas.

Para centrar un poco la cuestión empezaré por el principio (que nunca está de más), y el principio es ¿qué es el Derecho?, o mejor dicho, ¿en que razonamientos filosóficos se basa el Derecho actual?.

Según las teorías actuales sobre Derecho, la convivencia, vivir el hombre entendido como ser humano, con el resto de hombres, vivir en sociedad, requiere un orden, sin el que no sería posible. La base del orden deviene de unas reglas fundamentales a las que debe atenerse tal convivencia. El conjunto de esas reglas constituye el Derecho natural. Derecho que es perceptible por la razón humana, que es congruente con la naturaleza del hombre, y que representa la perfecta justicia o el ideal de lo justo.

Los derechos naturales son universales e inalienables: no se pueden renunciar a ellos y nadie puede impedir que otra persona goce de estos derechos. En la actualidad la noción de Derecho natural está recogida en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, a los que volveremos más adelante al final del artículo.

Cuando este derecho está vigente, es decir, cuando rige en el determinado momento en el que se le contempla, hablamos de Derecho positivo. El Derecho positivo y el Derecho natural tienen concordancia, puesto que el Derecho positivo ha de inspirarse en el natural, no contradiciéndolo, sino desarrollando sus principios y reglas a tenor de las circunstancias y necesidades de cada momento y lugar. Sólo su armonía con el Derecho natural legitima al positivismo, y lo convierte en justo o injusto. Desde un punto de vista objetivo, se trata de un conjunto de normas que deben inspirarse en el Derecho natural.

Por lo tanto, todo nuestro Derecho actual se basa en el ideal de lo justo, la perfecta justicia. No hace falta hacer un estudio profundo de los procesos socio-históricos para darse uno cuenta de que este ideal de justicia no siempre ha sido el mismo, incluso en una misma época (pienso que no existe como ideal, sino como consecuencia de las relaciones sociales y de producción imperantes en un momento dado). Entonces, profundizando más a la concreto, ¿qué tipo de ideal de justicia impera actualmente?, ¿qué ética está detrás de este ideal de justicia y por qué?.

Si analizamos la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano y la conciencia o ética actualmente imperante en la cultura occidental, observamos que este ideal de justicia es esencialmente individualista, es una exaltación del ser individual que tiene que ser protegido de las amenazas del resto de seres individuales. Esta visión individualista del ser humano no es baladí, sirvió a la burguesía para emanciparse del sistema feudal.

Con el desarrollo de la ética del ser individual hizo falta una superestructura por encima y separada de los seres individuales para evitar que estos se destruyeran entre sí, pues no en pocas ocasiones la defensa de los derechos de unos se encuentran y confrontan con la defensa de los derechos de otros. Pero esta estructura, el Estado moderno, no escapa al control de la burguesía, pues se creó precisamente para la imposición de esta visión del ser humano. Se llega entonces a la explotación de la mayoría por una minoría, con la excusa de la defensa de los derechos individuales, pero que en la práctica supone la defensa de los derechos individuales de esta misma minoría en contra de los derechos colectivos de la mayoría. El derecho individual de explotar los recursos naturales que son de mi propiedad o están en mi propiedad frente al derecho colectivo de acceso al agua, por ejemplo.

Actualmente asistimos a un bombardeo de exaltación del ser individual, por todos lados, en todos los ámbitos. Se prima socialmente el éxito individual, el sueño americano. Mira por ti mismo, tu felicidad, tu autoestima, lo impregna todo; y el otro, tu vecino, es un potencial enemigo.

Volviendo a la cuestión que nos atañe, el Derecho actual positivado no creo que sea una expresión de un supuesto ideal de justicia que debería partir del razonamiento humano, no, el Derecho actual sirve para imponer una visión concreta del ser humano, la visión del ser individual. Y reconozcamos que después de tantos y tantos años se ha borrado de la conciencia de los habitantes de esta vieja Europa cualquier atisbo de conciencia colectiva. No se trata solamente de la propiedad privada, que también, sino de combatir la conciencia individualista que nos está llevando al caos.

En España he escuchado en más de un ocasión y sigo escuchando la idea de que los que se han “atrevido” a comprarse una casa y, al quedarse sin trabajo o no poder pagarla, ahora se quedan sin ella (y con parte de la deuda si la casa no salda la deuda entera) son unos irresponsables por haberla comprado. ¡Han derrochado!, dicen. Fijaos hasta que punto esta ética individualista está tan dentro de nuestras conciencias que hasta perdemos, y ya voy a lo personal, cualquier resquicio de corazón, de empatía, de cerrar los ojos y ponernos en el lugar del otro. La consecuencia práctica de defender el derecho individual de la banca a cobrar sus deudas está siendo la de barrios enteros de nuestras ciudades vacíos y en manos de unas pocas entidades. El Derecho actual, como portador de la ética del ser individual, provoca que cualquier intento de legislar en post de la colectividad sea en vano, no solamente porque los gobernantes legislen para una minoría ya de por sí enriquecida, sino porque han conseguido que asumamos y compartamos su visión mezquina del ser humano.

Si la construcción del socialismo es un periodo de transición hacia el comunismo donde las personas con una ética aún individualista poco a poco vamos creando un mundo nuevo basándonos en una ética colectiva (ser social o colectivo), el Derecho actual no nos sirve pues es portador del individualismo en sí mismo, es más, es una herramienta para extenderlo.

¿No nos damos cuenta de que la construcción de la ética socialista y de lo común pasa por la socialización de las normas, y no por el mantenimiento del Derecho impuesto y coercitivo? ¿No nos damos cuenta que la construcción del socialismo no pasa por la conquista del Estado moderno actual, sino por su superación? ¿No nos damos cuenta de que no se trata de saber cuáles son los pasos necesarios para construir el socialismo sino en socializar las decisiones que debemos tomar para construirlo? En definitiva, ¿no nos damos cuenta que es posible que la clave esté en socializar cuanto sea posible las decisiones, en ser radicalmente democráticos y confiar en que con el poder así distribuido seamos capaces de construir entre todos un mundo mejor, más justo e igualitario?

Bajo mi humilde punto de vista, la construcción del socialismo pasa inexorablemente por la socialización de las decisiones, la creación de democracia directa y participativa allí donde no la haya. Desde nuestro entorno más cercano hasta las colectividades más universales.

Tengo el convencimiento de que la construcción del socialismo debe ser radicalmente entre todos y no desde imposiciones basadas en un supuesto ideal de justicia.

Algunas anotaciones sobre la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano

Aún la crítica que hago en este artículo sobre el carácter profundamente individualista de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (DDHH), actualmente nos sirven para poner de manifiesto las contradicciones de las potencias imperialistas que de fachada dicen defenderlos pero en la práctica aplican la máxima de los negocios son los negocios. Nos sirven para poner de manifiesto que esta dictadura de los mercados en la que nos encontramos es incompatible con la consecución de los mismos (DDHH) para toda la humanidad y por lo tanto nos sirven para no alinearnos y rebelarnos ante esta realidad.

En opinión de Julio Anguita, Resumiendo; la conquista de los DDHH para toda la Humanidad no es sólo el desencadenante de procesos que inciden en las contradicciones del capitalista es también y a la vez, la lucha por una nueva situación de mayor justicia, bienestar, valores ciudadanos basados en derechos y deberes y una Ética de lo colectivo que diría Fernández Buey. Sin pasar por esta etapa no habrá ni socialismo ni comunismo. [4].

Pero esto no quita que frente a los DDHH, debemos establecer también los derechos colectivos, frente a la visión del ser humano del ser individual debemos construir también la ética del ser colectivo o social.

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martes, 15 de febrero de 2011

Cápsula en clave local murciana: De Groucho Marx, sindicatos y firmas.

Los sindicatos firmantes advierten a las funcionarios que recogen firmas que no se dejen manipular por los sindicatos no firmantes.
Firmado: Los sindicatos firmantes.

sábado, 12 de febrero de 2011

Ni PP ni PSOE. Lectura imprescindible.

Palos y piedras pueden quebrar los huesos pero con nuestras palabras podemos incendiar un Gobierno

lunes, 7 de febrero de 2011

Y la nueva palabra mágica es ... flexibilizar

Últimamente por las noches siento ciertos dolores en la espalda, no se a que se deben, pero quizás el último uso de la palabra flexibilizar es posible que explique el misterio.

Zapatero reclama mayor flexibilidad en el mercado laboral
Tras la reforma laboral el presidente quiere introducir reformas en los convenios colectivos
http://www.tercerainformacion.es/spip.php?article22094

Es la nueva consigna, flexibilizar. Empezaron flexibilizando con la reforma laboral, con el consiguiente recorte de derechos, continuaron aprobando una reforma de las pensiones flexibles y progresivas (aquí añadieron progresivas porque flexibilizar solo no colaba del todo) y más recortes, y ahora se quiere también flexibilizar los convenios colectivos.

Flexibilizar, flexibilizar, que manera de ensuciar una palabra que en sí misma contiene un significado moderado, apacible y sereno con la agresión más grande a los derechos de los trabajadores en los años que llevamos de democracia (si se puede llamar así a esta dictadura neoliberal encubierta).

Señores, yo no se vosotros, pero yo ya estoy cansado de doblarme. Ante la flexibilidad neoliberal, rigidez obrera, palabra más dura, aunque indudablemente más justa y digna. Con la cabeza alta y la espalda recta.

martes, 1 de febrero de 2011

La Estrategia Global

Hace tiempo que me ronda en la cabeza una idea, una inquietud. Me persigue y ésta domina de alguna manera el resto de posiciones políticas, el resto de ideas, el resto de desarrollos intelectuales, lo dirige todo. Esta idea consiste es que por mucho que queramos, no vamos a poder solucionar un problema global con soluciones a nivel local. Con esto no quiero decir que las soluciones y las resistencias a nivel local no sean importantes, es más, son necesarias para crear conciencia de clase y son la base de lo que expongo a continuación, es la vía local. Pero no dejan de ser cuidados paliativos si no se coordinan en lo que podríamos denominar una Estrategia Global que propicie que sean continuadas en el tiempo y permita compartir al movimiento (Marx lo denominaba el partido, como termino general que engloba todas las tendencias socialistas/comunistas) la experiencia aprendida.
Desde un punto de vista “científico”, tenemos el objeto de estudio (los procesos históricos), tenemos el laboratorio (la sociedad), tenemos el método (el materialismo dialéctico) e incluso tenemos la transferencia tecnológica (la praxis). Lo que no tenemos son metodologías, estándares, frameworks, marcos donde compartir resultados y experiencias; todo esto nos falta, no existe y ni si quiera nos hemos planteado construirlo. Al menos no existe en la medida en que todo el movimiento se sienta integrado en un marco común de actuación. Ahora mismo lo único que tenemos son multitud de tendencias que se dedican a debatir eternamente sobre si su teoría de como construir el socialismo es mejor o más adecuada que la otra. E incluso tendencias dogmáticas, como si esto del socialismo fuera un acto de fe, de confianza ciega en una teoría que parece funcionar pero que no se basa en experiencias prácticas. Además, solemos incidir más en lo que nos separa que en lo que nos une. Seamos sinceros, nadie ha visto el socialismo, nadie sabe construirlo, es más, por poner un ejemplo, en boca de Fidel Castro en un acto de franqueza y sinceridad dice:
Una conclusión que he sacado al cabo de muchos años es que entre los muchos errores que hemos cometido todos, el más importante era creer que alguien sabía de socialismo, o que alguien sabía cómo se construye el socialismo”
La Estrategia Global consiste en ir un paso más allá, construyamos un marco global donde poder debatir y elegir que teoría aplicar a un lugar y momento histórico concreto, y poder coordinar las actuaciones necesarias para llevarla a cabo.
Antes de exponer como debería ser, a mi modesto entender, en líneas generales este marco global, quisiera hacer un análisis de la situación actual.
  1. El capitalismo no funciona y no se puede reformar.
    Parece una obviedad, pero hay que esforzarse en demostrarlo. No funciona según desde que punto de vista se mire. En realidad si funciona para quién lo promueve, crisis tras crisis ha conseguido metamorfosearse y salir adelante, ha conseguido globalizarse y además ha conseguido crearse una ética alrededor: individualismo y consumismo, una cultura de lo material, del ahora mismo y de la satisfacción inmediata que ha calado en la humanidad. Nuestro enemigo es muy bueno, es ágil y convincente, además, la ética que lleva consigo incide directamente sobre nuestros instintos más animales, que fácilmente identificamos (esta ética) como nuestra, como parte de nosotros.
    No funciona desde el punto de vista de propuesta como sistema económico global. En términos globales el capitalismo genera más pobreza y miseria en el mundo a pesar incluso del espectacular desarrollo científico del siglo XX. Y no lo digo yo, como ejemplo, podemos ver el seguimiento de los Objetivos de Desarrollo del Mileno (ODM) promovidos por la O.N.U., y como la misma O.N.U. reconoce año tras año que nos estamos alejando de ellos. El objetivo sobre la pobreza era reducirla a la mitad en el 2015, un objetivo bastante modesto, pero ni aún así.
    Lo importante, lo más difícil es demostrar que el capitalismo no se puede reformar, que siempre tiende a la acumulación de capital por unos pocos y la miseria de los demás, demostrar que los intentos reformistas keynesianos a la larga nos llevan a nuevas tendencias ultraliberales. ¿Por qué?. Bajo mi modesto entender el keynesianismo se ocupa solamente de la distribución de la riqueza, se queda solamente en unas buenas intenciones, pero no va a la base del problema, la producción, y además compite ideológicamente en un sistema que tiende justamente a lo contrario, a la acumulación de riqueza, no al reparto. El keynesianismo funcionó para un periodo concreto, la reconstrucción de Europa, pero entró en crisis en los años '70, y en los años '80 se reclamó desde los mercados la desregularización para poder seguir creciendo, y de ahí la globalización y el neoliberalismo. No se puede reformar un sistema que se basa en el crecimiento infinito en un entorno de recursos finitos (aún siendo cada vez más productivos), y ahora es más evidente que nunca. A la política se ha unido el ecologismo como consecuencia del calentamiento global, la ecopolítica, señal inequívoca de que el planeta tiene sus límites y que el capitalismo, aún no sabemos en que medida, los está superando.
    Un buen artículo para comprender la evolución capitalista y sus crisis puede consultarse en “Las crisis estructurales en la dinámica histórica del cambio social” (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=120000&titular=las-crisis-estructurales-en-la-dina%CC%81mica-histo%CC%81rica-del-cambio-social).
  2. El capitalismo se ha globalizado, globalizando consigo sus propias contradicciones.
    Somos (occidente) la burguesía del mundo y estamos explotando al resto del mundo, y no cabe esperar que la burguesía se revele contra si misma. A pesar del ataque frontal al estado del bienestar en Europa por parte de la dictadura de los mercados, no vivimos del todo mal, comparándonos con el resto del mundo. La revolución global no vendrá de Europa ni de EEUU, pero eso no quita que estemos preparados y apoyemos los alzamientos revolucionarios en otras partes del mundo, aún cuando estos alzamientos provoquen crisis en nuestros estados capitalistas. Estoy convencido de que el proceso socialista global vendrá de abajo a arriba, de los países subdesarrollados hacia los países desarrollados. Para evitar que parte del movimiento en los estados capitalistas se ponga en contra de otra parte del movimiento en los estados proletarios, hace falta que el movimiento se impregne y asuma el carácter global de la lucha. Hay que evitar las luchas de trabajadores entre trabajadores bajo banderas capitalistas.
  3. El calentamiento global nos avisa de la urgencia.
    Nuestro análisis no puede obviar la urgencia de implantación de un sistema económico global que no esté basado en el crecimiento por el crecimiento, que no esté basado en esta fiebre que nos invade a todos de crecer, aún sin sentido, como si fuésemos un cáncer. No es cuestión de ser catastrofistas pero está quedando meridianamente claro que el planeta tiene síntomas de enfermedad, que la causa somos nosotros y lo que es peor, que no sabemos hasta que medida nos estamos acercando a un punto de no retorno.
    Nuestra lucha ya no es solo por el fin de la explotación, nuestra lucha es ahora también la defensa de nuestro entorno y en fin último la defensa del planeta. Debemos entender que ya no existe política sin ecologismo, y lo que es más importante, que no hay ecologismo sin política. La defensa del medio natural debe pasar por una crítica al sistema global que propicia este ataque despiadado al mismo, no se puede defender el medio natural y al mismo tiempo ser condescendiente con el capitalismo, pues como decía en anterioridad, nos quedaremos simplemente en unos cuidados paliativos, e unas buenas intenciones, y no atacaremos el fondo del problema.
    Por lo tanto, ya no nos estamos jugando un mundo mejor para nuestros hijos y nietos, no, lo que nos estamos jugando es que nuestros descendientes tenga un mundo donde vivir.

Como decía, el capitalismo se ha globalizado, y con él ha surgido una potencia mundial, los mercados, y su caracterización política, la dictadura de los mercados. Todos sucumben ante el poder de los mercados, Cuba está planteando una apertura al capital, China es capitalista, los gobiernos de Europa legislan al son de las amenazas sobre la deuda soberana. No podremos defendernos de los mercados si no globalizamos nuestra lucha, sino la coordinamos a nivel global. Hay mucho por construir y poco tiempo.
Y aquí llega el centro de reflexión, ¿que organización podría coordinar algo así?, ¿existe alguna candidata actualmente?, ¿como debería funcionar?.
Empecemos por intentar vislumbrar que cualidades deseables debería tener. Mi experiencia “científica” me dicta que diseñe aquello de lo que sé actualmente, y no diseñe sobre aquello que desconozco. ¿Qué sabemos entonces?, o mejor dicho, ¿qué creo que sé?
  1. No se trata solamente de vencer, sino de convencer.
    Creo que lo importante no es llegar al poder, el poder no es el fin último, es el principio de un proceso, y ni siquiera esto. No debemos ver la llegada al poder de un estado capitalista como una victoria, no lo es, es solamente un indicador de la consistencia del movimiento en una determinada zona geográfica. No, el proceso empieza dentro de nosotros y en como nos relacionamos, y como nos organizamos, y como decidimos con los demás.
    No podemos pedir a los trabajadores que confíen en el socialismo y comunismo porque lo único que han percibido son intentos y estados fallidos. No podemos convencer a los trabajadores que se unan a la causa socialista si no participan de ella, si no la construyen ellos mismos.
    La organización debe ser radicalmente democrática, democracia participativa y directa, invisibilidad de los representantes (intentaré explicar este concepto en otro momento). Es más, las entidades que formen parte de esta deberán ir incorporando la radicalidad democrática en sus tomas de decisiones internas. Se trata de construir democracia donde no la haya, se trata de convencer con el ejemplo y la coherencia. De esta manera, cuando en algún lugar se pueda llegar al poder por el alzamiento de las masas, tendremos mucho camino recorrido y mucha experiencia acumulada.
  2. Sistema distribuido, evitar el SPOF. Crítica al partido único.
    Debemos evolucionar. Marx miró a la comuna francesa e interpretó que era necesario un partido central y fuerte que dirigiera el proceso. Nosotros debemos mirar a la antigua U.R.S.S., a China y otros y deducir que es necesario la democracia (participativa y directa), un sistema distribuido o fracasaremos. El partido único es un SPOF (Single Point of Failure), un punto singular de fallo. Se corrompe, se burocratiza y hace fracasar el proceso. Nuestra red (de forma intencionada ya no hablo de organización) debe ser distribuida, multipunto y coordinada.
    Es necesario un debate profundo sobre que entendemos por coordinar, como deben ser los coordinadores, cada cuanto y cómo se renuevan. También como se participa en cada uno de los ámbitos o puntos, asambleas, ponencias. Como se realizan las votaciones del resultado de los trabajos de los ámbitos o puntos. No es fácil diseñar un sistema distribuido.
    Un sistema distribuido no tiene SPOFs, algunos puntos pueden ceder, corromperse, pero la red se mantendría en pie y crear más puntos, seguir creciendo.
  3. Los puntos (o las bases) de la red.
    Los trabajadores ya no hacemos política en los partidos políticos (siempre hablando dentro del contexto Europeo), si entendemos por política acciones que nos permiten transformar la sociedad en la que vivimos. Los partidos políticos llamados de izquierda y comunistas europeos decidieron abandonar las industrias, abandonar el trabajo social y de calle, decidieron abandonar los barrios, decidieron abandonar a los trabajadores en la base para irse a las alturas y desde allí decidir que es lo mejor para los trabajadores, cuando ya ni siquiera lo son. Y ahora se preguntan, ¿donde están los trabajadores?. Afortunadamente, siempre se encuentran vías de participación. Es curioso ver como en la época más individualista, consumista y más liberal del capitalismo, surge el voluntariado y surgen con más fuerza las organizaciones no gubernamentales sin ánimo de lucro. Es curioso ver como aquello que abandonaron los partidos políticos lo han ido ocupando las asociaciones, el asociacionismo.
    El asociacionismo ha evolucionado de tal manera que ha conseguido crear entidades a nivel global, que funcionan y donde los trabajadores pueden participar. Hace más Greenpeace por el ecologismo que todos los partidos verdes unidos. El asociacionismo es una base importante de la red, nos conectan con la realidad.
    Aparte del asociacionismo, por supuesto, los partidos políticos, los sindicatos, movimientos sociales e incluso naciones enteras podrían formar parte de la red, llegados al caso.
  4. La ética socialista. El proyecto que nos une.
    ¿Existe una ética socialista?. Este es un debate complejo e importante. Lo que aquí se está planteando es un posible marco donde poder decidir que pasos debemos ir dando a nivel global, con el fin de construir un mundo mejor, más justo e igualitario. Pero, ¿cualquier entidad que lo quisiera podría formar parte de esta red?, ¿podríamos aceptar dentro de esta red a un partido político que gobierna en una nación en la que no se respetan los derechos humanos?
    La red debe llevar un acuerdo, un proyecto o una ética explícita y debe ser respetada e integrada por todos los miembros de la misma, y debe ser radicalmente socialista. Revisable y concordada. Un buen comienzo podría ser anticapitalismo, democracia participativa y directa y derechos humanos.
    Como referencia de este debate, os invito a que consultéis el artículo “De marxismo, democracia y relativismo” (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=120647). En él se enlazan el resto de artículos relativos a un debate en este ámbito.
A la pregunta de si existe alguna organización candidata para todo lo expuesto, pues no tengo respuesta. No creo que exista alguna con estas características o en vías de tenerlas. El FSM está demasiado desorganizado, además de quedarse únicamente en las buenas intenciones de una distribución más justa, pero nada del fondo del problema, la producción. Y si no existe, habrá que inventarla.
El capitalismo se ha globalizado y en su devenir sin sentido pide más sacrificios y tributos. Nos estamos acercando a momentos realmente duros, estamos cruzando líneas ecológicas de las que no conocemos aún las consecuencias y el movimiento en conjunto está más débil y desorganizado que nunca. Aún así las bases son sólidas, somos una generación preparada, comprometida y fuerte. A nosotros nos toca luchar por el legado que nuestros padres y abuelos nos dejaron, superarlos, tenemos mucho trabajo y poco tiempo, aún así no solo venceremos sino que convenceremos. Peoples of Europe, Rise Up! ¡Globalización socialista o barbarie!
Salud.