"En efecto. Vivimos una crisis del sistema donde todo está interconectado. La crisis es financiera, económica, climática, alimentaria, migratoria. Una crisis que toca la gestión mundial, porque no hay ninguna institución mundial que goce de real credibilidad. El G20 no es más legítimo que el G8. Y las Naciones Unidas no logran jugar el rol previsto por su Carta.

Es verdad que esta crisis es el producto del avance de la desregulación, pero está también ligada al mismo sistema. El mensaje del FSM deberá ser aún más claro que cuando nació hace 10 años. Subrayar la necesidad de la globalización de la resistencia y de las alternativas para proponer un sistema alternativo al sistema capitalista patriarcal globalizado.

Los que se reúnen en Davos siguen por el momento con la capacidad de lanzar ofensivas contra los “de abajo”. Estos, están poco a poco superando su fragmentación –aunque con dificultades- para progresar en la dirección de ofrecer una alternativa global que es más que necesaria. Y pienso que la solución no pasa por reformar el actual sistema sino claramente contra éste."

Eric Toussaint, presidente del Comité por la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo. Foro Social Mundial (FSM)

lunes, 24 de diciembre de 2012

La polarización del tablero político en tiempos de crisis orgánica

Publicado en Kaosenlared.net

Extractos del Príncipe Moderno de Antonio Gramsci
Se plantea el problema de si los grandes industriales tienen un partido político permanente y propio. Creo que la respuesta tiene que ser negativa. Los grandes industriales se sirven de todos los partidos existentes, según la ocasión, pero no tienen un partido propio. Esto no quiere decir que sean «agnósticos» o «apolíticos»: lo que les interesa es un determinado equilibrio, que obtienen precisamente reforzando con sus medios, en cada ocasión, ora uno, ora otro de los partidos del multivario tablero político (con la excepción, naturalmente, del partido antagonista, cuyo reforzamiento no les interesa ni siquiera desde el punto de vista táctico). Ahora bien, si esto es lo que ocurre en la vida «normal», en los casos extremos – que son los que cuentan, en definitiva (como la guerra en la vida nacional) – el partido de los grandes industriales es el de los agrarios, los cuales, en cambio, tienen un partido propio permanente.
[…]
Este principio tiene importancia política porque la verdad teórica de que toda clase tiene un solo partido se demuestra, en los momentos decisivos, por el hecho de que diversos agrupamientos, cada uno de los cuales se presentaba como un partido «independiente», se reúnen y forman un bloque único. La multiplicidad existente con anterioridad era sólo de carácter «reformista», es decir, se refería a cuestiones parciales; en cierto sentido era una división del trabajo político (útil, dentro de sus límites); pero cada parte presuponía las demás, hasta el punto de que en los momentos decisivos, esto es, cuando se han puesto en juego las cuestiones principales, la unidad se ha formado y se ha verificado el bloque.”
Industriales y agrarios, El Príncipe Moderno, Antonio Gramsci
Antonio Gramsci

En un primer lugar habría que verificar si realmente estamos en un momento extremo, de crisis orgánica. El Subcomandante Insurgente Marcos, en su comunicado de diciembre de 2012, lo define muy bien: «A quien corresponda: ¿Escucharon? Es el sonido de su mundo derrumbándose. Es el del nuestro resurgiendo. El día que fue el día, era noche. Y noche será el día que será el día. ¡Democracia! ¡Libertad! ¡Justicia!» [1]. En realidad, para ellos, los grandes empresarios y banqueros, no ha cambiado nada, para nosotros, los trabajadores, ha cambiado todo. Ellos siguen haciendo lo que saben hacer, enriquecerse buscando nuevos mercados donde poder invertir, especular (estos nuevos mercados son educación, sanidad, pensiones); solo que ya no pueden hacerlo sin que sea evidente que esta forma de vida supone la pobreza y miseria de la mayoría de la población. No son ni buenos ni malos, simplemente la consecución de sus intereses va en contra de los intereses de la mayoría de la población, y en este momento de gran crisis, se muestra ante los ojos de todos esta gran contradicción del capitalismo.

Como hemos estado observando durante estos años de democracia se han ido alternando en el poder dos partidos políticos, PSOE y PP, con el apoyo de otros partidos de carácter regional, PNV y CiU, todos ellos promocionados en cada momento por grandes medios de comunicación, propiedad de grandes empresarios y bancos, perdonado deudas; los dirigentes de todos ellos han sido «premiados» con puestos en consejos de administración de rentables empresas privatizadas por ellos mismos, etcétera. Durante todo este período de vida «normal» en donde no estaban en juego las cuestiones principales (ya que a base de crédito fácil había rentabilidad sin afectar, aparentemente, a la vida del resto de la población), el partido de los grandes empresarios y banqueros han sido todos ellos, es decir, desde los partidos conservadores («agrarios») hasta los partidos de carácter más liberal o social-liberal («industriales»).

Llegados a este punto de crisis orgánica, se verifica que el partido conservador («agrario»), de valores tradicionales y reaccionario se convierte en el polo de los grandes empresarios y banqueros, y el resto de partidos liberales y social-liberales se van polarizando también junto a este. El caso griego es característico, donde el PASOK, que apoya al partido conservador en el gobierno ND, está desapareciendo. Esto se debe a que, puestas en juego las cuestiones principales (esto es, propiedad y reparto de riqueza), los partidos liberales y social-liberales ya no sirven correctamente desde el punto de vista táctico a los intereses de los grandes empresarios y banqueros, y su carácter reformista no da solución a los problemas que se verifican en momentos de crisis orgánica. En España estamos asistiendo a esta misma polarización, donde el PSOE tiende a desaparecer, pues el reformismo no puede dar solución a las cuestiones principales y quién mejor representa los intereses de grandes empresarios y banqueros son los partidos conservadores, PP - PNV - CiU.

La cuestión principal es cual es el partido antagonista, como se forma y en base a que. Podríamos pensar que IU podría ser este partido antagonista, pero también verificamos que en post de la unidad en la X Asamblea no se han abordado las cuestiones principales, lo importante ha sido la unidad y no el programa. Días después se constata el error, ciertas corrientes siguen con las mismas tesis de épocas de vida «normal», buscando pactos con el que tiende a desaparecer, el PSOE [2], y con planteamientos reformistas a cuestiones parciales que no afrontan el conjunto de la problemática.

Otra forma de pensar nos viene a constatar que el partido antagonista existe, desunido y desorganizado, pero existe. Esto es, podemos considerar al partido antagonista como al conjunto de movimientos sociales, organizaciones de diferente índole y partidos políticos que si están afrontando la problemática en base a las cuestiones principales, esto es propiedad y reparto de riqueza (donde entra también en juego el impago de la deuda ilegítima y/u odiosa). Podríamos también considerar que una parte de IU podría estar dentro del partido antagonista. Entonces, la cuestión a plantear es, ¿cómo organizar el partido antagonista en base a un programa político que aborde las cuestiones principales, no de carácter reformista o parcial?. Seguramente se tejerá una nueva organización donde estén presentes partes de IU, pero no en base a una IU que lastra aún un reformismo actualmente inservible.

Pedro Luis López Sánchez, @estrateglobal

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[2] Llamazares apuesta por un frente de izquierdas con el PSOE para desbancar al PP, elDiario.es, http://www.eldiario.es/politica/Llamazares-izquierdas-PSOE-desbancar-PP_0_81891977.html

2 comentarios:

  1. el partido antagonista, sobretodo debe ser claramente rupturista, con unas líneas rojas bien claras y delimitadas.
    IU ocupa el espacio socialdemocrata, esos votantes del psoe, ahora críticos, llegan a IU, y ésta ilusionada ve crecerse e imagina un bloque (no socialista-comunista, sino social-liberal-socialdemócrata) Y, gobierna de la mano con el partido social-liberal.
    Una organización así no es antagonista a las políticas del capital.
    Buen artículo.

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  2. Creo que dentro de IU hay gente válida, rupturista. El tema es el reformismo, que debe salir de IU para que con IU y otras formaciones anticapitalistas, movimientos sociales, etcétera; se pueda formar un partido realmente antagonista, con un programa común.

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