Dos años atrás, el 12 de julio de 1995, en el hotel Fontana de Bartunac de Srebrenica, Ratko Mladic, Jefe del Estado Mayor del VRS, se dirigía en tono amenazante, frente a un cerdo degollado, al Coronel holandés de los Cascos Azules Thomas Karremans: «Esto es lo que os espera a ti y a tus hombres si no obedeces». El día anterior el ejercito serbobosnio había tomado la ciudad. Thomas Karremans aceptó todas las exigencias, incluida la de aparecer en una fotografía bebiendo aguardiente con los serbios.
El contingente de tropas del UNPROFOR (Fuerzas de Protección de las Naciones Unidas) que comandaba Karremans tenían el cometido de proteger Srebrenica, declarada “área segura” por la ONU tiempo atrás. Precisamente por esta condición se habían refugiado 60.000 civiles musulmanes en la ciudad tras el avance de las tropas serbobosnias. Tras la toma de la ciudad los Cascos Azules se retiraron al complejo de la ONU de Potocari, donde se congregaron aproximadamente entre 20.000 y 25.000 refugiados musulmanes buscando protección. Los serbobosnios separaron a los hombres en edad militar (de 16 a 60 años), eran unos 1.700, fueron deportados a zonas serbias y asesinados de diferente manera. Las mujeres, niñas y niños fueron deportados en principio a zonas controladas por el gobierno Bosnio, algunos autobuses nunca llegaron. Antes de la toma de la ciudad una columna de 15.000 hombres se congregó en aldeas del norte de Srebrenica para emprender el camino de huida hacia Tuzla a través de una zona montañosa, casi sin víveres, y con el continúo acoso y emboscadas del VRS. Solo llegaron a Tuzla unos 7.000.
La masacre de Srebrenica fue unos de los mayores genocidios cometidos desde la II Guerra Mundial. Más de 8.000 bosnios musulmanes, la mayoría hombres, fueron asesinados en unos pocos días en una zona declarada “área segura” por la ONU que durante aquellos terribles días miró hacia otro lado.
De este contexto provenían una gran parte de los niños y niñas que pasaban sus vacaciones en Murcia en el marco del programa “Vacaciones por la Paz”.
Por aquel entonces nuestro Gobierno Regional ya era bastante incompetente. Los pequeños fueron recibidos en el Palacio de San Esteban y agasajados con un suculento almuerzo con todo tipo de embutidos derivados del cerdo. El entonces vicepresidente, Gómez Fayrén, exclamaba: ¡pero hombre, ¿como es que nadie nos ha avisado de que no comen cerdo?!. Interesarse en la historia, circunstancias y cultura de estos traumatizados invitados era pedir demasiado. Aún así, a pesar de estas torpezas, los niños bosnios pasaron en general un agradable verano junto a adolescentes murcianos.
De lo niños y niñas de aquel verano solo logro recordar un nombre, Alma. No se la podía coger de la mano, no hablaba, no jugaba, no sonreía, tenía miedo a la oscuridad y tenía siempre una mirada perdida buscando inútilmente explicaciones a los horrores vividos. Alma transportaba en sus ojos el horror del genocidio.
El pasado 24 de julio una escuela bajo control de la UNRWA (Agencia de la ONU para los refugiados de Palestina) en la localidad de Beit Janún, al norte de la franja de Gaza, que estaba siendo usada como refugio seguro por más de 1500 palestinos y palestinas, fue bombardeada por el ejército israelí causando 17 muertos y centenares de heridos. La ofensiva militar sobre Gaza por parte de Israel no es una guerra, es un genocidio que lleva más de 1300 asesinatos, 30% niños y niñas, perpetrado por una fuerza militar ocupante contra población civil en base a diferencias raciales, religiosas y culturales; en un territorio densamente habitado donde el 50% de la población es menor de 18 años. Gaza está desde el verano de 2007 militarmente bloqueada por tierra, mar y aire para personas y mercancías; lo que convierte la franja en un campo de concentración de facto bajo control de Israel a los ojos del derecho internacional y del sentido común.
La conocida como Directriz 7 enviada en marzo de 1995 por Radovan Karadzic, presidente de la Republika Sprska, al VRS sobre la estrategia a seguir en Srebrenica afirmaba: «... Crear, mediante operaciones de combate bien planificadas, una situación de inseguridad tal, que no haya esperanza de supervivencia de vida alguna para los habitantes de Srebrenica». Las estrategias se repiten, y las víctimas también. Tras el bombardeo de la escuela de la UNRWA la mirada de Alma aparecía de nuevo en el rostro de una niña palestina que lloraba desconsolada mientras se aferraba a los restos de su padre contenidos en una maleta negra.
Malditos seáis, malditos los Karadzic, los Mladic y los Netanyahu; malditos una y mil veces. Malditos los que enarbolan las banderas ultranacionalistas de las diferencias raciales, culturales y religiosas para alentar y ejecutar genocidios y limpiezas étnicas. Ojalá las miradas traumatizadas y horrorizadas de todas las Alma del mundo os persigan en vuestras pesadillas hasta que os coman los gusanos.
Pareces que omites deliberadamente las raíces del problema que aparecen siempre subyacentes en todos estos conflictos: "la mente del Islam" y su odio intrínseco a todo lo que no sea lo que dice el Corán.
ResponderEliminarLo del extremismo religioso se ve claramente en este vídeo, sí:
ResponderEliminarColono israelí argumentando su derecho a la ocupación sobre tierras palestinas de muchas generaciones en base a escrituras bíblicas.
http://www.frequency.com/video/colono-israel-argumentando-su-derecho-la/184578550?cid=5-241