Tras las elecciones europeas del 25 de mayo y tras la irrupción con fuerza de Podemos en el circo romano de la política, el régimen se apresura a renovarse por arriba para que nada cambie por abajo y los de abajo intentan a trompicones recomponer ese bloque histórico hegemónico del que hablaba Gramsci para pasar a la ofensiva en el farragoso campo de batalla de las instituciones. Urge como nunca robar al régimen el poder municipal, no para caer en esa ilusión política de que el poder institucional todo lo vale, sino para cortar de raíz las redes clientelares que nacen en los ayuntamientos y que son la base de esta forma de gobierno caciquil y corrupto; también para que reivindicaciones ampliamente defendidas y apoyadas en las calles no sean continuamente bloqueadas. Necesitamos arrancar de las garras del régimen algunas victorias, desbloquear esta situación de impasse, saltar a las instituciones sin perder el pie en la movilización social, recuperar los servicios públicos para que sean efectivamente servicios y no fuentes de especulación ni de riqueza de una minoría.
Muchos análisis se han escrito sobre la irrupción de Podemos, ¿como es posible que en tan pocos meses una formación política de reciente creación aparezca con tanta fuerza y siga marcando una tendencia al alza encuesta tras encuesta?. Podríamos decir que es una mezcla de factores objetivos y subjetivos. Objetivamente vivimos una situación de crisis (estafa) y una mayoría social se empobrece a pasos agigantados mientras una minoría se hace más rica aún si cabe, lo que provoca que se busquen alternativas que se diferencien del sistema político actual que no es visto como solución, sino como problema. Subjetivamente, sobre todo tras el 15M, en el imaginario colectivo el régimen no nos representa, se viene abajo con todo sus aparatos incluidos los partidos políticos clásicos, y se han puesto sobre el tablero nuevas prácticas políticas ensayadas con éxito por las mareas, las PAHs, las marchas de la dignidad. Democracia deliberativa, asambleas, coordinadoras, espacios abiertos al debate y a la confluencia en la lucha, experiencias de democracia participativa. Podemos no representa al 15M, pero intenta recoger esta nueva forma de hacer política como un aire fresco y renovador en oposición a este caduco régimen surgido del consenso del '78.
Sin duda lo más importante: Podemos nace con vocación de ganar acabando con esta mentalidad tan derrotista de la izquierda oficialista de conformarse con las migajas que deja caer el sistema, superando ese 15% como techo electoral que hasta hace poco se veía insalvable para la izquierda transformadora. Podemos tras el 25 de mayo ha devuelto a la gente la certeza, la esperanza y la ilusión de que se puede ganar, y no solo, sino que se debe ganar. Se debe ganar construyendo hegemonía en donde lo político y lo social se interrelacionan, se complementan, se retroalimentan; respetando la autonomía de los movimientos. Huyamos de estos análisis en donde lo político y lo social van en paralelo con ritmos diferentes, como compartimentos estancos, análisis de la vieja política que nos recuerdan a construcciones como SUMA en donde la convergencia se basaba en dos mesas diferenciadas: la social para hablar de programa, y la política donde se repartían los puestos en las listas. Podemos no sería explicable sin el 15M, las mareas, las PAHs, las marchas de la dignidad y estos tres años de luchas donde se han puesto en práctica nuevas soluciones, nuevas formas de relacionarnos, nuevas prácticas políticas. Ahora solo hay una mesa, la de la hegemonía político y social (también cultural, ¿por qué no?).
En definitiva, Podemos es ya una realidad de muchas personas que apuestan por un cambio de modelo económico, político, social y cultural; surge del propio movimiento de masas que se sentía huérfano de representación, surge como herramienta para asaltar las instituciones y romper con las redes clientelares y tener servicios públicos garantizados ahora privatizados por la casta y sus amigos, para atender modestamente el sufrimiento de la gente. Los que lanzaron esta iniciativa solo vieron la oportunidad estratégica para ello.
Como el movimiento, Podemos es contradictorio; ¡benditas contradicciones que estimulan el debate y nos hacen avanzar!. Como el movimiento, Podemos es plural; por lo tanto Podemos debe ser un lugar donde se tolere la diferencia. Y como el propio movimiento, Podemos no es homogéneo, no es anticapitalista (aunque también lo es), sino que nace como una herramienta contra la austeridad. Una herramienta viva, en continua construcción, que ha conseguido tener audiencia de masas; un sueño hasta hace tan solo unos meses.
Pero no obviemos los riegos que son evidentes y en estos pocos meses de existencia tenemos algunos ejemplos. Declaraciones en público donde se afirma que el aborto no es un tema prioritario y cuando se piden explicaciones, es que los medios manipulan; que viene a ser algo así como el «han sacado mis palabras de contexto» de cualquier político común. Por otro lado, pasando por encima de las construcciones de base y los procedimientos democráticos, hay quien se postula para alcalde de Madrid aprovechando su visibilidad en los medios, ¿explicaciones?: los medios manipulan. También nos encontramos con frases como “Podemos ha hecho abdicar al rey”, como si Podemos surgiera del laboratorio de los despachos de sociología de la Complutense o cualquier otra universidad y no del propio movimiento de resistencia, y como si el movimiento de resistencia fuera enteramente Podemos. En todo caso el régimen se regenera por la presión de todo el movimiento, no solamente de Podemos que es una parte. Este tipo de afirmaciones pueden ser consideradas lógicamente como una falta de respeto hacia los demás compañeros y compañeras de lucha que no están en Podemos. Seguimos, veto de Podemos en una charla junto a Pablo Iglesias al histórico luchador antifranquista Blanco Chivite por miedo a que los grandes medios madrileños lo usen para seguir arremetiendo. Ante las quejas: disculpas; bienvenidas sean, aunque Blanco Chivite terminó por no participar en dicha charla. Para finalizar y muy importante, se nos presenta un pre borrador de principios organizativos que no cuenta ni con el consenso del “Equipo Técnico” que podría ser enmarcado directamente dentro del centralismo burocrático. Afortunadamente ya han aparecido otros borradores más democráticos, descentralizados y acordes con la idea inicial de lo que debería ser Podemos como el del compañero Echenique.
Como decía, los riegos de peteización (PT-ización, PT brasileño) de Podemos son evidentes. Nada está escrito, llegado el momento Podemos puede convertirse en una herramienta para hacer avanzar al movimiento hacia posiciones de ruptura con el régimen, o puede convertirse en un muro de contención como ha ocurrido con anterioridad en proyectos similares en tantas ocasiones y en tantos lugares alrededor del mundo (apunto, como el PT brasileño).
De nuevo, ¿qué hacer? No debemos hegemonizar Podemos, tampoco es que sea factible, depende de la conciencia de clase del movimiento en general y la correlación de fuerzas a su interno. Aún así debemos procurar que Podemos no se convierta en ese muro para el movimiento, en una opción regeneracionista que haga de opiáceo al proceso destituyente-constituyente abierto por el 15M. Democratizar, descentralizar, estimular el debate interno y ser constructores de nuevas formas de poder popular y auto-organización deberían ser las tareas, evitando las derivas laclaunianas puramente electoralistas y las ilusiones políticas de que basta con sustituir en las instituciones a los chorizos por personas decentes del movimiento.
Ante la aparición de los Ganemos, ¿qué hacer? Ser flexibles, si el Ganemos local (porque Ganemos hay de todo pelaje, ¡incluso alguno regional!) viene a aportar asambleas de barrio y agrupación popular allí donde Podemos no ha llegado, bienvenido sea. Si Ganemos viene a sustituir el debate popular y desde abajo de los círculos por reuniones de notables, convirtiendo la mesa de hegemonía político y social en la antigua mesa puramente política; gracias, pero no. Lo importante es fortalecer el movimiento de organización popular que se está dando ya en Podemos y no sustituirlo por pactos más o menos cupulares, por sopas de siglas.
En definitiva, ¿qué hacer? Procurar garantizar acompañando y a través del debate democrático que sea cuál sea la herramienta que nos dotemos para asaltar los municipios ésta respete aquello que estaba en el origen de Podemos: la unidad popular y la transformación revolucionaria de la sociedad se construye desde abajo, con la gente, y no en derivas, como apuntaba, puramente electoralistas.
Hay que operar por tanto no solo en el campo de la formación, sino también en el campo de la estrategia política revolucionaria para garantizar que los municipios se recuperan para que sean democratizados y el asalto no se convierta en una mera sustitución de concejales.
Operar como «una especie de caja de velocidades y de orientador de la lucha de clases».
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