"En efecto. Vivimos una crisis del sistema donde todo está interconectado. La crisis es financiera, económica, climática, alimentaria, migratoria. Una crisis que toca la gestión mundial, porque no hay ninguna institución mundial que goce de real credibilidad. El G20 no es más legítimo que el G8. Y las Naciones Unidas no logran jugar el rol previsto por su Carta.

Es verdad que esta crisis es el producto del avance de la desregulación, pero está también ligada al mismo sistema. El mensaje del FSM deberá ser aún más claro que cuando nació hace 10 años. Subrayar la necesidad de la globalización de la resistencia y de las alternativas para proponer un sistema alternativo al sistema capitalista patriarcal globalizado.

Los que se reúnen en Davos siguen por el momento con la capacidad de lanzar ofensivas contra los “de abajo”. Estos, están poco a poco superando su fragmentación –aunque con dificultades- para progresar en la dirección de ofrecer una alternativa global que es más que necesaria. Y pienso que la solución no pasa por reformar el actual sistema sino claramente contra éste."

Eric Toussaint, presidente del Comité por la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo. Foro Social Mundial (FSM)

jueves, 14 de febrero de 2013

La Economía del Bien Común pero sin propiedad común



Christian Felber, uno de los fundadores de la Banca Democrática, hablará el viernes 15 de febrero en Murcia de la Economía del Bien Común. La Economía del Bien Común se presenta como un sistema económico alternativo basado en cinco principios fundamentales: la dignidad humana, la solidaridad, la cooperación, la responsabilidad ecológica y la empatía. En la práctica, esto significa que aquellas empresas que les guíen esos principios y valores deben obtener ventajas legales que les permitan sobrevivir a los valores del lucro y la competencia actuales. Es decir, si no lo he entendido mal, estas empresas deben poder competir en el mercado en mejor posición que las empresas que no respetan estos valores, presuponiendo que haya realmente competencia en el mercado y por otra parte que haya unos Estados democráticos capaces de imponer una serie de reglas a la competencia, lo cuál ya es mucho presuponer.

Lo que más llama la atención es la fastuosidad y la pomposidad del nombre, Economía del Bien Común. Sorprende que llamándose Economía del Bien Común no se mencione nada sobre la propiedad común, y ni hablar de ponerla como base de este sistema. Para que nos hagamos una idea, esto es como hablar de socialismo sin socializar, o de capitalismo sin capital. Y es que da la sensación que aquí se trata de lanzar ocurrencias morales para dulcificar el capitalismo, pero nada de hablar de propiedad, no vaya a ser que abramos la caja de Pandora y molestemos a cierta gente. Aún así, hay que reconocer que Felber, tímidamente, es partidario de poner ciertos límites a la propiedad privada sobre los medios de producción y a la herencia.



Hay que reconocer también cierta aportación, la inclusión de los conceptos de costos sociales y ambientales en la producción. La extinta URSS, por ejemplo, tenía un sistema excesivamente basado en mejorar la producción y los costes de producción, el productivismo soviético, lo que quizá esté en el origen de la catástrofe ecológica mundial de Chernobyl. La energía nuclear podría parecer una fuente relativamente barata de producir grandes cantidades de energía, pero si le añadimos los costes sociales y ambientales de los diferentes desastres acontecidos a lo largo de la historia, recordando el reciente desastre de Fukushima, seguramente llegaremos a la conclusión que es más cara de lo que podría parecernos en un principio. Por lo tanto, los costes sociales y ambientales deben ser tenidos en cuenta en la conveniencia o no de cierta producción.

Dicho esto, creo que debemos retomar el concepto de justicia para repensar el sistema económico. Decía Confucio que allá «donde hay justicia no hay pobreza», sacando la justicia del plano moral - religioso y llevándola al plano materialista. El problema principal del sistema capitalista no es una cuestión moral, es una cuestión material, es un sistema que crea grandes desigualdades económicas y sociales a nivel nacional e internacional. En el origen de estas desigualdades, la acumulación de la mayoría de capitales en unas pocas manos, se encuentra sin duda, la propiedad privada sobre los medios de producción. Pongamos un par de ejemplos.

En este país a algunos se les llena la boca para hablar de productividad y competitividad. Habiendo renunciado ya al consumo interno (ellos lo saben muy bien, son los mismos que están sacando grandes capitales del país), están basando la recuperación en las exportaciones (que digo yo, que si todos exportamos, ¿qué países importarán?), y para eso tenemos que ser más productivos y más competitivos que nuestros competidores. Para ello la única vía posible es «desgraciadamente, trabajar más para cobrar menos» (dijo un empresario de éxito ahora encerrado en la cárcel por fraude). Es curioso, siguiendo esta lógica, uno de los factores que afectan más a la competitividad es el precio de la energía, pero esto parece estar fuera de todo debate. El mercado liberalizado de la energía es un oligopolio, dado que los productores (los que venden) y las comercializadoras (las que compran) son prácticamente los mismos, donde los costes reales de producción son opacos, no se conocen. Dudo mucho que poniendo puntos negativos o positivos a estas empresas, como plantea la Economía del Bien Común, vayamos a solucionar esta problemática, pues de hecho no hay competencia. He aquí el origen de la injusticia, unos señores se apropiaron de unas empresas estatales a través de vergonzosas privatizaciones y se están enriqueciendo pactando precios y con prácticas mafiosas sobre un sector de vital importancia para el bienestar y el desarrollo del país. No es un problema moral, el problema es la propiedad y la privatización de los beneficios.



Otro ejemplo es la tierra. La tierra no es de nadie, nadie se la pueda apropiar a costa de la miseria de la mayoría. A pesar de lo que pueda parecer, la duquesa de Alba no llegó a Andalucía y creó la tierra bajo sus pies y el cielo sobre ella, ni tampoco dijo «he aquí mi creación, mi propiedad». La casa de Alba mantiene grandes cantidades de tierras paradas, gracias a subvenciones europeas que se calculan por terreno y no por producción, en una región donde más del 30% de los trabajadores están en paro. Y aunque la casa de Alba trate muy bien a los trabajadores que tiene empleados y sea la empresa más ecológica del planeta, lo que le daría muchos puntos de la Economía del Bien Común, sigue existiendo una injusticia material, esas tierras deberían dar trabajo a mucha más gente y los beneficios deberían ser repartidos y socializados. Otra vez, la injusticia parte de la propiedad privada sobre los medios de producción.

Estamos llenos de buenas intenciones, de códigos de buenas prácticas, de grandes valores, de declaraciones magníficas como la universalidad de los Derechos Humanos, de Economías del Bien Común y de moralinas varias; pero si como sociedad no atajamos y resolvemos los orígenes de la injusticia económica y social todas estas exaltaciones morales valen menos que nada.

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Pedro Luis López Sánchez, @estrateglobal

6 comentarios:

  1. Pedro, antes de opinar sobre alguien que trae una solución, una herramienta para hacer una transición a una economía más justa, léete el libro, ve a sus conferencias y escucha lo colgado en Internet, no sea que te suban los colores

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  2. He ojeado el libro, he visto conferencias suyas (por internet) y también he estudiado las tablas de puntuación. Creo que de lo dicho en este artículo no se deriva un desconocimiento de lo que este hombre propone. Es cierto que no he hecho un estudio pormenorizado del tema, pero tampoco es propósito del artículo. Es alguien que sigo de hace tiempo, hay unos vídeos de ATTAC donde explica este sistema en castellano, están bastante bien.

    Dicho esto, si alguien quisiera sacarme los colores, espero, al menos, argumentos o algún artículo contestando a este. Estoy abierto al debate y a la confrontación, ya que hablar de propiedad hace saltar muchas chispas, pero me gustaría que fuese basado en razonamientos y no en dogmas.

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  3. Una breve entrevista, links y un par de artículos aportarán datos y elementos de juicio a este debate, ahí va eso:

    A// EBC a nivel estatal:
    http://www.tendencias21.net/Empresas-y-ayuntamientos-de-Espana-comienzan-a-aplicar-la-Economia-del-Bien-Comun_a14577.html

    B// Resumen del proyecto en Diario 21:
    http://www.eldiario.es/colaboratorio/Economia-Bien-Comun-utopia-congruente_6_103299676.html

    C// La web internacional:
    www.economia-del-bien-comun.es

    D// Y también se puede escribir a un grupo local en tu comunidad o a las personas de contacto

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  4. Hola Pedro,

    Me han interesado muchas cosas de las que comentas en el artículo, dices cosas interesantes y bien planteadas. Por otra parte, no puedo estar de acuerdo con lo que comentas respecto a la Economía del Bien Común; no porque no tengas razón, sino porque creo que no estás del todo informado.
    Según como interpretas la Economía del Bien Común (que, insisto, no es la forma que tiene el libro), tus argumentos son muy parecidos a los que yo pondría al ver un sistema planteado de esta forma.

    Pero el problema es que la Economía del Bien Común del libro es muy distinto a lo que se presenta en general a modo de resumen. Si Felber fuera diciendo de entrada que hay que acabar con la propiedad privada, lo tacharían directamente de comunista y no se le haría caso (pues el comunismo lleva más de medio siglo siendo tremendamente machacado por los medios de comunicación en occidente). En su libro, Felber prepara el terreno antes de abordar este tema; de hecho, un capítulo entero de los 10 que hay habla sobre la propiedad; habla sobre el hecho que la propiedad privada debe ser limitada en el sentido en que democráticamente lo decida una sociedad y sobre que la tierra no puede ser propiedad de nadie, únicamente se puede asignar democráticamente a personas para que realicen sus actividades productivas o puedan vivir en ella.
    Te recomiendo encarecidamente que te leas el libro, no a modo de que rectifiques el artículo (que seguro que lo harías), sino porque por tu forma de pensar y argumentar puede interesarte especialmente (como a mi que, de hecho, estoy haciendo una tesis doctoral sobre él).
    Un saludo!

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  5. Buenas,

    Irremediablemente cuando uno estudia la economía capitalista con la intención de averiguar el origen de la injusticia se topa con la propiedad, pero esto es algo que sabemos desde hace cientos de años. Es más, todo cambio social, político y económico ha supuesto un cambio en la concepción de aquello que llamamos propiedad.

    Se que Felber es partidario de poner límites a las propiedad privada sobre los medios de subsistencia (obviamente), incluso también es partidario de poner límites a las diferencias salariales, pero la clave, y es algo que has puesto de manifiesto en tu comentario, es como abordamos o como llegamos al cuestionamiento de la propiedad privada capitalista.

    La pregunta ahora y hace más de cien años sigue siendo la misma, "¿reforma o revolución?". Creo que aquellos, que como Felber, plantean que el capitalismo es reformable hacia una capitalismo más moralizado o ético cometen un gran error, y es pensar que el capitalismo en concreto y la economía en general no va separada del sistema ético y de la política. La economía no es asexuada, contiene ideología que retroalimenta el sistema de valores de la sociedad donde se desarrolla esa economía, por ello entiendo que el capitalismo como tal no es reformable y que los planteamientos entre otros de Felber son utópicos.

    ¿Como llegar entonces al cuestionamiento de la propiedad? En base a lo concreto. Hay dos ejemplos bastante claros actualmente. Uno es la PAH, la PAH ha conseguido cuestionar la propiedad privada sobre las viviendas y que esto tenga apoyo popular. La PAH viene a plantear si tiene sentido la propiedad privada por parte de los bancos de un bien de primera necesidad como la vivienda, viene a decir que hay que poner límites porque por encima de la propiedad privada está el bienestar de la gente (véase aquí el cambio ideológico). Otro ejemplo lo está haciendo el SAT con las tierras ocupadas en Andalucía, ¿tiene sentido la propiedad privada y la infraproductividad de las tierras en un territorio con un 30% de paro?.

    Podemos hablar largo y tendido de si el capitalismo es reformable etc, pero creo que la historia lo ha dejado claro. Hay muchos que piensan que la historia es pendular, no creo, la historia es un proceso con tira y aflojas, una batalla donde hay avances y retrocesos. El capital ha cedido cuando ha tenido miedo de estallidos revolucionarios, no por grandes ideas sobre su reforma, y esto se ha conseguido en base a organización. En los periodos con falta de organización y de alternativas es cuando más se ha desarrollado la utopía capitalista, la involución neoliberal.

    Te dejo también un artículo sobre la aportación histórica socialdemocracia: http://laestrategiaglobal.blogspot.com.es/2011/09/socialdemocracia-una-historia-de.html

    Un saludo
    Pedro Luis López

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