“Esta pretensión, de crear un paraíso en la
tierra, cuán fácilmente ofende. Ofende a nuestra santidad porque
puede distraer de ese otro paraíso del más allá, ofende a nuestras
majestades [...], porque el paraíso de los pobres raramente complace
a sus gobernantes.
Éstas misiones son obra del demonio, enseñan a
despreciar la propiedad privada y el legítimo beneficio, y
desobedecen la autoridad [...]”
Si la corrupción es el trasvase de dinero público
a una minoría privada en contra de los intereses de la mayoría,
habiendo de por medio el enriquecimiento ilegítimo - e ilegal - del
gestor del dinero público; la privatización es su forma legal (que
no legítima), ya que la privatización es el trasvase de dinero
público a una minoría privada en contra de los intereses de la
mayoría donde existe el enriquecimiento ilegítimo - pero
intencionadamente legal - del gestor del dinero público que hizo la
privatización a través del fenómeno denominado de “puertas
giratorias”.
La difícil identificación de la privatización
como corrupción se debe principalmente a que el enriquecimiento
ilegítimo no se da en el mismo espacio de tiempo del acto ilegítimo
y su forma legal hace aparentar como legítimo aquello que para la
subjetividad de la mayoría no lo es.
Pues si la privatización es la forma legal de la
corrupción, la propiedad privada sobre los medios de producción es
su forma legal, estructural y hegemónica. Ya que la propiedad
privada sobre los medios de producción provoca el trasvase de la
riqueza de la sociedad - producida en origen por los trabajadores -
hacia una minoría privada y en contra de los intereses de la
mayoría, forma legal y ampliamente legitimada por la posición
dominante de la clase social que se beneficia de este tipo de
propiedad.
La identificación de la propiedad privada sobre los
medios de producción como corrupción (social) es muy difícil, ya
que la clase dominante ha conseguido que este tipo de propiedad y el
legítimo beneficio sobre ella sea aceptado y protegido ampliamente.
En tiempos de crisis orgánica, esta legitimidad del
beneficio sobre la propiedad privada puede saltar por los aires a los
ojos de la mayoría social, ya que en la práctica se demuestra que
la riqueza se está acumulando en unas pocas manos provocando la
miseria de la mayoría de la población.
Por lo tanto, la corrupción, la privatización y la
propiedad privada sobre los medios de producción son diferentes
maneras, diferentes caras de una misma cosa; el robo y la
explotación.
Pedro Luis López Sánchez, @estrateglobal
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