El 1 de febrero de 2011 escribí la primera entrada en este blog, La Estrategia Global. La intención de aquel artículo era plasmar la idea que circulaba por mi cabeza acerca de la necesidad de una nueva internacional y de como debería ser la estructura de la misma. Quisiera recordarlo ahora porque en aquel artículo planteaba que las bases de esta supuesta Internacional deberían ser las asociaciones y los movimientos sociales, en lo que podríamos denominar un movimiento de abajo a arriba, de la ciudadanía hacía las grandes instancias de poder, y no viceversa.
En este mismo blog, el 28 de febrero de 2011 escribí La rebelión árabe y la revolución permanente. Aparte de otras muchas cuestiones que traté en aquel artículo quiero destacar un párrafo en concreto:
“(...) Nuestros países occidentales, “democráticos”, son la minoría burguesa explotadora del mundo que condena a la pobreza y a la miseria a la mayoría de los seres humanos de este planeta. No cabiendo esperar que la burguesía se rebele contra si misma, estamos asistiendo a la constatación de una rebelión de sur a norte, de los países subdesarrollados hacia los países desarrollados. Desde un punto de vista global todo parece tener más sentido, aunque reconozco que es demasiado pronto para hablar de revolución árabe, y menos aún de revolución global. (...)”
No es mi intención hacer autobombo, ni mucho menos, pero ya entonces tenía la intuición de que era posible que una revolución partiera de sur a norte, de los países subdesarrollados a los países desarrollados, de forma global, y que esta debería tener una estructura de red de asociaciones o red de movimientos sociales.
Mucho se está hablando de la naturaleza de la revolución que está en marcha en España y hacia donde nos podría llevar está explosión de descontento y de inteligencia colectiva. Ahora mismo escribo desde la acampada de Murcia. Quisiera resaltar una sensación que tengo en Murcia y que supongo que es extensible a las plazas de todo el mundo, y es la línea tan clara respecto a la necesidad de la internacionalización del movimiento. La diferencia respecto a Islandia precisamente es esa, no podemos quedarnos en España, el movimiento debe ser global.
Punset afirma que la parte del cerebro destinada al raciocinio es bastante más pequeña que la destinada a los mecanismos de la intuición, argumento que usa para afirmar que al ser humano no le ha ido tan mal usando la intuición y que deberíamos tenerla más en valor. Voy a hacer uso de ella aventurándome a lanzar una hipótesis que este momento es bastante remota. Bajo mi humilde opinión, y con todas las dificultades que surgirán en el futuro, estamos ante el nacimiento de una nueva internacional basada en los movimientos sociales, algo como el FSM pero con un programa político concreto, y con idea clara de la lucha de clases. Como dije en su momento, en la vía de radicalizar la democracia en todo el mundo.
Muchos de los que están ahora en las plazas seguramente no hayan leído a Marx, ni a Lenin, ni a Gramsci. Quizás no sepan nada del marxismo, ni de la lucha de clases. Aún así están dando una lección de praxis, de experiencia práctica y de inteligencia colectiva. Y lo están haciendo en la calle, en la mía, en la tuya, en la nuestra, en la de todos. Dejemos pues que busquen colectivamente a su manera aquello que veíamos tan lejos y que en estos momentos se vislumbra más cercano, el socialismo.
No nos fijemos en las urnas, estemos atentos a las plazas de todo el mundo. Las revoluciones son las locomotoras de la historia, y añado, las revoluciones se ganan en la calle.
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