Nunca me gustaron las
arengas. Me parecen un recurso estúpido, infantil y tiende a
idiotizar a la gente,
“no hace falta pensar, nuestro líder nos
guía”. Quizá hoy alguno, haciendo uso de una gran oratoria,
nos arengue para tomar el Ayuntamiento de Murcia al grito de
“son
todos unos corruptos”, y
todos como borregos lo tomemos, le prendamos fuego y ya de paso
construyamos una guillotina en la Plaza de la Revolución donde
jugaremos al cabezacesto
con algún político que se encuentre por allí, despistado, sin
adivinar lo que se le venía encima, literalmente.
Tampoco
me gustan los discursos del tipo no soy ni di izquierdas ni de
derechas, soy apolítico, soy antipartido político. Tampoco los del
tipo todos los políticos son unos corruptos, menos yo claro, que no
soy político ni de izquierdas ni de derechas, soy un ciudadano como
vosotros. Y por supuesto, tampoco los de esto lo tienen que llevar
profesionales. Me huelen mal, rancio, esconden algo. Querría citar
un extracto del discurso de José Antonio Primo de Rivera exponiendo
los puntos fundamentales de Falange española, pronunciado en el
Teatro de la Comedia de Madrid, el día 29 de octubre de 1933.
“... El movimiento de hoy, que no es de partido, sino que es un
movimiento, casi podríamos decir un antipartido, sépase desde
ahora, no es de derechas ni de izquierdas. Porque en el fondo, la
derecha es la aspiración a mantener una organización económica,
aunque sea injusta, y la izquierda es, en el fondo, el deseo de
subvertir una organización económica, aunque al subvertiría se
arrastren muchas cosas buenas. Luego, esto se decora en unos y otros
con una serie de consideraciones espirituales. Sepan todos los que
nos escuchan de buena fe que estas consideraciones espirituales caben
todas en nuestro movimiento; pero que nuestro movimiento por nada
atará sus destinos al interés de grupo o al interés de clase que
anida bajo la división superficial de derechas e izquierdas. ...”
He
aquí lo que se esconde, lo que está acechando aprovechándose del
miedo y la rabia, el populismo, el fascismo. Vamos a quitar a los
políticos, que son todos unos corruptos e ineficientes, y voy a
ponerme yo que soy un ciudadano como vosotros. No. No se trata de
esto, se trata de modificar las estructuras democráticas para que el
pueblo pueda participar más activamente de la política y el bien
común para evitar que se gobierne en contra de los intereses de la
mayoría. ¿Y como se combate el populismo, el fascismo? Con
ideología.
Para
hablar de ideología hay que hablar de economía, porque la ideología
política no es otra cosa que la idea que se tiene de como debería
ser el sistema económico y bajo que principios se debe regir. De la
economía hay muchas definiciones, pero para mí, un sistema
económico en un cierto momento de la historia concreto determina qué
se produce, quién lo produce, en qué condiciones se produce y luego
como y en que proporción se reparte la riqueza producida. Fijaos que
no podemos permanecer neutrales, no se puede decir no soy de
izquierdas ni de derechas, soy apolítico, porque todos tenemos una
idea de como sería más justo (o injusto, según sean las
intenciones) el sistema económico. Es más, el sistema económico
actual es tremendamente injusto, incluso llega al robo descarado de
las clases productoras, y ante la injusticia la equidistancia te
alinea con el agresor. Yo soy de la idea (o ideología) de que cada
uno deberíamos producir según nuestras capacidades o posibilidades
repartiéndonos el trabajo, y deberíamos recibir según nuestras
necesidades, empezando por las más básicas (comida, ropa, vivienda,
salud, educación, ...), repartiéndonos la riqueza. Seguramente haya
muchos que no piensan como yo, perfecto, sentémonos y discutámoslo,
pero no vale yo no soy de los unos ni de los otros, soy neutral,
porque esto significa que lo que realmente piensa lo está
escondiendo.
Queremos
cambiar el mundo (aunque yo solamente aspiro a influir en las
personas que tengo alrededor, a través de la palabra y el ejemplo),
perfecto, debemos preguntarnos entonces qué mundo queremos. Para eso
hay que leer, investigar, estudiar, informarse, ser crítico y
confrontar las ideas con las personas que nos rodean. Porque ir a las
manifestaciones y luego regresar a casa esperando a que me llamen
para salir en la próxima, sin establecer ningún tipo de compromiso
con las personas que nos hemos encontrado en la misma, no es más,
como decía Gramsci, que el encuentro casual bajo el techo de un
cobertizo en un día de tormenta. ¿Queremos cambiar el mundo?, ¿de
verdad?, pues hay que informarse, leer, estudiar, organizarse y
establecer un compromiso de lucha (y de vida) con los demás. A esto
se le llama militancia, militancia política.
Hoy
no debe ser solamente el día de la celebración del despertar del 15
de mayo pasado, hoy debe ser el día para madurar, para movilizarse,
para tomar compromisos y para compartir ideas, ideología.
En
la plaza, en todas las plazas.
Pedro Luis López Sánchez – Twitter @estrateglobal
Estoy deacuerdo con el autor, cuando alguien no te dice si es de izquierdas o de drchas te está escondiendo algo evidente, no va de cara.
ResponderEliminarAún así, creo que en la mayor parte de los casos con el 15m, esto viene de que hay muchas personas que son nuevas en esto de la política, y han asumido anteriormente el mensaje pasotista que ayuda a los grandes de "no te metas en política", y si hablas de políticas digas "son todos iguales". A nivel de partidos estoy muy deacuerdo con la posición del 15m., pero no tanto cuando dicen que no son de izquierdas. Sus contenicos son evidentemente de izquierdas.
Muy interesante lo de Primo de Rivera, creo que Le Pen dice lo mismo..